Al Cielo Volaré
Al Cielo Volaré
-“Torpe, idiota, inútil”- comenzó a decir Rebeca mientras el Licenciado Baldizon tomabaapuntes en su libreta profesional. En sus veintitrés años de terapia jamás había visto una paciente tan delgada, de rostro tan calavérico y tan consumido por la vida- …esas fueron las palabras que lepronuncié a Edmundo- continuó ella- luego de haber roto la antiquísima jarra de porcelana que se encontraba sobre la estantería de la cocina. El pequeño me miró anonadado, sin otra reacción posible,conteniendo notoriamente el manantial de sus ojos. No era la primera vez que lo maldecía, es más, creí que ya debía estar acostumbrado, pero nunca…nunca me di cuenta de cuánto estaba derrumbando elimperio de imaginación que construyó en su interior. Recuerdo que jugaba habitualmente a ser un superhéroe con una improvisada capa de trapo viejo y una espada realizada con cartón. No podía haber peorvillana, créame, peor enemiga que su propia madre-.
Un silencio perturbador inundó el consultorio momentáneamente, y después de un tiempo de inaudibles sollozos por parte de Rebeca, el psicólogo sedecidió a preguntar:- ¿Qué sucedió con tu hijo, Rebeca?-. Ella ignoró la pregunta sin atreverse a mirarlo y cerró sus párpados cansados luego de una profunda inhalación. Sus frías manos, colocadassobre la falda a cuadros que llevaba puesta, temblaban sin disimulo, y su cabello tapaba en su totalidad el semblante descolorido. Baldizon comprendió que la mujer esquelética no estaba en condicionespara responder y, sin pensarlo dos veces, le extendió un vaso con agua que reservaba para sí mismo. La paciente bebió rápidamente el contenido y una vez serena, prosiguió con su relato.
-Tenía todauna vida por delante, un gran porvenir. Aún me parece escuchar por la casa su risa como un coro de voces armoniosas… pero cuando corro sonriente a buscarlo me tropiezo con la realidad que me...
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