Al filo del agua
Al filo del agua es una expresión campesina que significa el momento de iniciarse la lluvia, y —en sentido figurado, muy común— la inminencia o el principio de un suceso.
Quienes prefieran, pueden intitular este libro En un lugar del Arzobispado, El antiguo régimen, o de cualquier modo semejante. Sus páginas no tienen argumentoprevio; se trata de vidas —canicas las llama uno de los protagonistas— que ruedan, que son
dejadas rodar en estrecho límite de tiempo y espacio,
en un lugar de Arzobispado, cuyo nombre no importa
recordar.
5
ACTO PREPARATORIOPueblo de mujeres enlutadas. Aquí, allá, en la noche, al trajín del amanecer, en todo el santo río de la mañana, bajo la lumbre del sol alto, a las luces de la tarde —fuertes, claras, desvaídas, agónicas—; viejecitas, mujeres maduras, muchachas de lozanía, párvulas; en los atrios de iglesias, en la soledad callejera, en los interiores de tiendas y de algunas casas—cuán pocas— furtivamente abiertas.
Gentes y calles absortas. Regulares las hiladas de muros, a grandes lienzos vacíos. Puertas y ventanas de austera cantería, cerradas con tablones macizos, de nobles, rancias maderas, desnudas de barnices y vidrios, todas como trabajadas por uno y el mismo artífice rudo y exacto. Pátina del tiempo, del sol, de las lluvias, de las manosconsuetudinarias, en los portones, en los dinteles y sobre los umbrales. Casas de las que no escapan rumores, risas, gritos, llantos; pero a lo alto, la fragancia de finos leños consumidos en hornos y cocinas, envuelta para regalo del cielo con telas de humo.
En el corazón y en los aledaños el igual hermetismo. Casas de las orillas, junto al río, junto al cerro, alsalir de los caminos, con la nobleza de su cantería, que sella dignidad a los muros de adobe.
Y cruces al remate de la fachada más humilde, coronas de las esquinas, en las paredes interminables; cruces de piedra, de cal y canto, de madera, de palma; unas, anchas, otras, altas; y pequeñas, y frágiles, y perfectas, y toscas.
Pueblo sin fiestas, que no la danza diaria del sol con suejército de vibraciones. Pueblo sin otras músicas que cuando clamorean las campanas, propicias a doblar por angustias, y cuando en las iglesias la opresión se desata en melodías plañideras, en coros atiplados y roncos. Tertulias, nunca. Horror sagrado al baile: ni por pensamiento: nunca, nunca. Las familias entre sí se visitan sólo en caso de pésame o enfermedad, quizás cuando hallegado un ausente mucho tiempo esperado.
Pueblo seco, sin árboles ni huertos. Entrada y cementerio sin árboles. Plaza de matas regadas. El río enjuto por los mayores meses; río de grandes losas brillantes al sol. Áridos lomeríos por paisaje, cuyas líneas escuetas van superponiendo iguales horizontes. Lomeríos. Lomeríos.
6
Pueblo sin alameda. Pueblo de sol, reseco, brillante. Pilonesde cantera, consumidos, en las plazas, en las esquinas. Pueblo cerrado. Pueblo de mujeres enlutadas. Pueblo solemne.
La limpieza pone una nota de vida. Bien barridas las calles. Enjalbegadas las casas y ninguna, ni en las orillas, ruinosa. Afeitados los varones, viejos de cara cenceña, muchachos chapeteados, muchachos pálidos, de limpias camisas, de limpiospantalones; limpios los catrines, limpios los charros, limpios los jornaleros de calzón blanco. Limpias las mujeres pálidas, enlutadas, pálidas y enlutadas, que son el alma de los atrios, de las calles ensolecidas, de las alcobas furtivamente abiertas. Nota de vida y de frescura, las calles bien barridas bajo el sol y al cabo del día, entre la noche. Mujeres enlutadas, madrugadoras,...
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