Al Medio del Mar
Era una tarde, no muy soleada no muy nublada. El día perfecto para casarse, todo lo que siempre había soñado. Como cualquier mujer desde que soy pequeña he imaginado este día como el día mas feliz de mi vida, el día donde comienza mi verdadera historia, donde todo cambia.
El era perfecto, cuando entre por el altar y vi su cara supe que el era el indicado. Quería vivir porsiempre junto a el, esa sonrisa de que estaba completamente seguro de lo que quería, me hacia sentir segura, estaba dispuesta a darle todo.
Claro que queríamos compartir este momento con nuestras familias y amigos pero ansiábamos el momento en el que pudiéramos salir de este pueblo, esta ciudad, este país y escaparnos por unos días completamente solos.
Ricardo lo tenia todo planeado, un viajea una isla perdida. Platicas bajo el sol, caminatas largas en la playa, comida exótica y los mares mas claros. Todo sonaba perfecto, igual que nuestro amor.
Llegamos a la isla al día siguiente por la mañana, rápidamente nos acomodamos en el hotel nos pusimos nuestros trajes de baño y decidimos bajar a disfrutar las pocas horas de sol que nos quedaban.
“Bienvenidos al Hotel Playa Mar, se lesofrecer algo? Toallas, una piña colada, un paseo en velero? Cualquier cosa que nos pidan” – dijo el trabajador. Las tres sonaban perfectas en estos momentos.
Decidimos que íbamos a tomar un rato el sol y después salir en un lindo paseo en velero para poder ver el atardecer. El trabajador del hotel nos había convencido de hacer esto, ya que según el hoy era el día perfecto para una hermosa puestade sol. Ricardo era un hombre atractivo, hacíamos buena pareja. Tenia un cuerpo fuerte y yo delgado, compartíamos los mismos colores morenos, y sus ojos eran enormes, parecían grandes canicas azules que con la luz del sol se convertían en verde.
El velero era hermoso, no muy grande pero tampoco pequeño. El tamaño perfecto para una pareja de dos. Tenia una cama y una cocineta muy simple, podíapasar aquí el resto de mi vacación, las tres horas de renta no sonaban suficiente.
Comenzamos a navegar, Ricardo se notaba nervioso, le pregunte que pasaba y me contesto que se sentía ansioso, que no me preocupe.
Un presentimiento malo invadió de pronto mi pecho, decidí ignorarlo ya que el paisaje era perfecto. Lentamente nos fuimos alejando de la tierra.
Hoy ya han pasado 4 meses. Cuatrolargos meses en los que hemos tenido que aprender a sobrevivir con lo que tenemos; una cocineta, una pequeña cama, la luz del sol, una caña de pescar, poca suerte y nuestro amor. Esto no quiere decir que todo ha sido fácil, sinceramente muchas veces me arrepiento, como desee tantas veces que no existiera nada mas que el amor que compartimos Ricardo y yo, y hoy atrapada al medio del mar me doy cuentaque me ha falta mucha gente.
Todas las tardes suelo hacer lo mismo, me siento al borde del velero, sumerjo mis pies en el agua y pienso. Pienso como hubiera sido todo si viviéramos en casa, probablemente ahorita ya estaríamos pensando en tener una familia, los colores de nuestras nuevas paredes, noches de película. Todo esto ya no lo alcanzo a ver, como la tierra que dejamos hace ya unos meses.“Ricardo! Ricardo! Corre!”- gritaba. Veía una lancha a lo lejos, sabia que unos cuantos gritos no iban a hacer diferencia, necesitaba a Ricardo, necesitaba que me ayudara, era nuestra oportunidad.
“Que pasa?”- me pregunto desde el fondo del velero. “He visto una lancha, pero tienes que apurarte Ricardo, se nos va a ir!”
Y así fue como perdimos nuestra única oportunidad en cuatro meses. Lalancha lentamente se fue alejando y Ricardo se negaba a ayudarme. Sentía tanto coraje y enojo dentro de mi, no lo podía creer, no podía entender como Ricardo se había reusado a ayudarme, como había dejado ir la oportunidad de salvar nuestras vidas.
Lentamente baje al cuarto, no quería hablar con el, le pedí que se alejara que necesitaba estar sola, me acosté en esa cama y deje que el tiempo...
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