AL OTRO LADO DEL ESPEJO
La calle quedó en penumbras, el día estaba muriendo y las sombras se apoderaban de los pocos rincones alumbrados que quedaban, dando paso a faroles viejos que de los que se emanaba una luz blanca de un foco barato y sucio; anunciando el terrible momento.
-Será sencillo, tal vez demasiado- caminó hacia la cocina, estaba preparando algunas verduras en una olla, habíavelas, copas, una vajilla muy fina; parecía que era una cena importante, tal vez una celebración- Regresaré a tiempo para cenar.
Esbozaba una sonrisa diabólica de la simple idea de imaginar lo que estaba a punto de hacer, de pensar que sería tan rápido que ni él mismo se daría cuenta. Soltó una carcajada mientras elegía que vino iría mejor con la cena que estaba a punto de comer.
Por último,sacó los utensilios más importantes de un cajón de fondo falso que tenía en la parte inferior izquierda de su estufa en una caja de madera de ébano barnizado; eran artefactos que había guardado específicamente para una ocasión así, o mejor dicho, para ese momento en especial. Abrió la caja, y a la tenue luz de las velas surgieron a la par de un destello casi cegador una colección de cuchillos devarios tamaños, todos igual de filosos, todos con la misma sed de sangre.
-Éste me servirá- sacó el más grande y el más brillante de los cuchillos, miró su reflejo en el filo de aquél enorme cuchillo de carnicero mientras su alarmante y demente sonrisa crecía al punto de mostrar sus dientes casi igual de afilados que el cuchillo que sostenía sus manos con tanta emoción, parecía incluso queidolatraba a aquella fría y peligrosa pieza de metal y madera con
la que jugueteaba, pero con mucha razón lo hacía, pues era la garantía de que su cena no escaparía.
Su reloj sonó, doce tétricas campanadas que retumbaban en sus oídos. Sus ojos se abrieron de una manera demencial, exponiendo sus venas enrojecidas de furia y locura al punto de que casi explotaran; el mismo infierno podía apreciarse desdesu sonrisa malévola de la que devinieron diabólicas carcajadas que sonaban en 5 voces diferentes al unísono desde su boca: Un rugido, un grito de dolor, una risa loca, un llanto de desesperación y un mortal silencio. Comenzó a golpear sus paredes, a patear los cajones, a rasgar sus cortinas; pero su risa macabra no cesaba, se hacía más fuerte y más aterradora conforme sus oídos escuchaban lascampanadas del reloj. Tomó el cuchillo; todo lo veía rojo y tambaleante, inquieto, borroso; gritos dentro de su cabeza lo incitaban rugiendo: ¡Hazlo! La doceava campanada
sonó y todo se detuvo; cayó al piso, sintió un tronido en su cuello y por un momento todo estuvo en silencio; sabía lo que tenía que hacer. Todo su entorno palpitaba al ritmo de su corazón, ese intenso latido lo conducía hacia sudormitorio, al tocador que estaba enfrente de su cama específicamente.
Avanzó con un paso muy lento y cortado, sintiendo aún los latidos de su alrededor y sin presenciarse sonido alguno todavía; sin embargo el bombeo constante y persuasivo que emanaba de todas las cosas que le rodeaban se hacía cada vez más seductor, su hambre aumentaba a cada paso y su sonrisa seguía mostrando sus blancos ytemibles dientes que se asemejaban al cuchillo que portaba con tanta emoción; sus ojos seguían exageradamente abiertos, enrojecidos, locos y sedientos de muerte. Pronto entró a sus aposentos, logrando apreciar un cuarto muy normal.
La cama tendida, las lámparas apagadas, las cortinas cerradas, los muebles acomodados, la silla postrada en torno a la mesa; pero su centro de atención era el enorme espejoque tenía en su tocador; con un acabado rústico, viejo y terrorífico. El latido se aceleró más y más, más y más, su expresión infernal se hizo cada vez más demente y el espejo lo seguía llamando, lo incitaba a pasar al cuarto idéntico que tenía enfrente, idéntico excepto por una cosa; un mísero detalle, pero el más importante, el más llamativo; la cama.
Estaba deshecha, era obvio que alguien...
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