al pie del acantilado

Páginas: 6 (1296 palabras) Publicado: 15 de abril de 2013
Este mes apareció el libro “Penúltimo dossier” que recoge testimonios de escritores y amigos del mayor cuentista peruano del siglo XX, Julio Ramón Ribeyro. Pero eso no es todo. Uno de los compiladores del volumen, Jorge Coaguila, prepara ahora una biografía del autor de “La palabra del mudo” que verá la luz a fines del 2010. Aquí recordamos la vida de Ribeyro al cumplirse 15 años de su muerte.Por Raúl Mendoza

Como todos los escritores, Julio Ramón Ribeyro se basó casi siempre en sus vivencias o en lo que le contaban sus amigos para hilvanar sus historias. Por ejemplo, fruto de un viaje de adolescente a una hacienda de la sierra norteña escribió “Crónica de San Gabriel”, basada en personajes que existen o existieron. Allí aparece, por ejemplo, una prima por la que en la vida realllegó a sentir un amor platónico con el nombre de “Leticia”. En la novela, ella queda embarazada pero no se dice de quién y su madre se fuga con el tío.

Jorge Coaguila, periodista y escritor, identificó a la “Leticia” de la ficción como Yolanda Rabines y pudo hablar con ella en julio de 2008 en Trujillo. Ella le contó que su madre se enojó por las circunstancias que inventó Julio Ramón en lahistoria. Luego de leer la novela la señora dijo: “Esas cochinadas. Cómo se le ocurre a este idiota”. Luego, tras décadas sin verse, Yolanda lo reencontró en 1992 en el Hotel de Turistas de Trujillo y le recordó que él la había retratado en su novela. Él solo sonrió, fue afable, pero no habló de la novela.

Parte de este episodio aparece en un texto incluido en el libro “Penúltimo dossier”, deNéstor Tenorio y Jorge Coaguila, y también aparecerá –más extenso– en una biografía que el segundo prepara sobre el autor de “La palabra del mudo”. “Otro aspecto poco conocido es que Julio Ramón no es miraflorino de nacimiento como muchos piensan. Él nació y vivió hasta los 7 años en Santa Beatriz, en una casa de la calle Montero Rosas e incluso escribió sobre esa época un cuento ambientado en esa zona,que se llama “Por las azoteas”, cuenta Coaguila.

De los testimonios recogidos en “Penúltimo dossier” hay algunos realmente sabrosos como el de Manuel Acosta Ojeda, quien conoció a Ribeyro y a sus amigos allá por los años 50, cuando el escritor estaba en la universidad. Se conocieron en el billar de Ricardo Palma, en Miraflores, pero de allí con el tiempo fueron a dar a bares y billares y hastaalgunas jaranas en Surquillo. De esa época el compositor recuerda que Julio Ramón escribía algunos poemas pero que no eran tan buenos como con el tiempo lo fueron sus relatos y toda su obra en prosa.

“Conmigo conocieron a los más bravos, a los mejores, que curiosamente no eran los matones que imaginamos. Eran los más ‘guapos’ del barrio, los que sabían trompearse. A veces ocurría algo quellamaba la atención: venían ‘guapos’ de otros barrios para invitarlos a una ‘paradita de gusto’, o sea, a pelear, pero sin cólera, sin odio, solamente para saber quién era el mejor. Después de la pelea, digamos cordial pero brava, el perdedor, después del abrazo amical, decía: ‘Yo pongo las dos primeras’”, ha contado Manuel Acosta Ojeda. No hace falta hacer mucha memoria para colegir que de estasincursiones en los barrios surquillanos surgió ese cuento memorable que es “El próximo mes me nivelo”.

El Perú, sus aficiones

Otro amigo de esos tiempos, el desaparecido poeta Washington Delgado –que aparece como un personaje en la novela “Los geniecillos dominicales”– señala en un texto recogido en el libro que, contra lo que muchos creen, Julio Ramón no era tímido sino recatado. “No buscabapremios ni distinciones honoríficas, pero recibió la Orden del Sol, que pocos escritores peruanos han conseguido. Yo estuve, casualmente, cuando se la impusieron; recuerdo que balbuceó un agradecimiento improvisado (…) después bajó del estrado (…) Se le notaba azorado, con su cinta al cuello, la medalla colgando sobre su ombligo, y en un momento en el que todos aplaudían, se la quitó con disimulo...
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