Al Que Madruga Wong Lo Ayuda

AL QUE MADRUGA WONG LO AYUDA

Hoy, como todos los fines de mes, me fui a hacer compras a Wong. Al hacer la cola para pagar en caja, el sonido de una alarma (una circulina para ser exactos), llamómi atención juntamente con la del resto de clientes quienes, en esos instantes, nos encontrábamos ensimismados en la experiencia del mercado. Intrigados y curiosos dirigimos nuestras miradas, endirección de donde provenía el ruido: una afortunada señora había ganado la "compra gratis", aquella en la que te retornan tu dinero por las compras que hiciste. Los empleados del local, aplaudieronefusivamente la ventura de la favorecida, reluciendo una sonrisa extra-large como parte del protocolo comercial, mientras una canción de júbilo y emoción, estallaba feliz en el altoparlante. Las miradasconvergieron en la envidia, los codos se desplazaban furtivos entre la gente, todos contemplaban la escena como quien ve la suerte decir “hola y adios”. La beneficiada junto con la persona a cargo,caminaba alegre a recibir su premio, mientras los espectadores despertaban del letargo, retornando a sus quehaceres y a su maldita suerte.
Al cancelar mis compras, la cajera, con el índice en elvoucher, me indicaba muy amablemente que yo también tenía una opción para tentar mi suerte y ganar el premio que había logrado la señora. Como la suerte siempre me fue esquiva, estas palabras me causaronuna gracia algo irónica, cuasi-cachacienta y esboce una ligera sonrisa en mi rostro correspondiendo la amabilidad de la señorita. Yo soberbio, una vez más, subestimaba el destino, el azar, laprovidencia divina, ¡el error por último!. Pesimista e incrédulo como ninguno, puesto que hace unos instantes había presenciado la suerte de mi antecesora (era casi imposible que la suerte se presentara 2veces seguidas en menos de 5 minutos), me dirigí al modulo en donde una señorita me recibía atentamente con unos dientes muy blancos y un uniforme impecable, indicándome que debía presionar un botón...