Alba
nombre definitivo que se le dio al pueblo en 1713. Pasaba cerca el río Ospino, que venía bajando de las
montañas del norte donde están los fríos pueblitos larenses de Cubiro y Sanare. Los llanos
portugeseños, las tierras de la hazaña y la leyenda es el entorno en el cual crecería Pedro Pérez.Al lado
del ganado, cruzando ríos y lidiando aguas arriba y aguas abajo en el bongo, comerciando con lo que
viniera, entre parrandas de arpa, cuatro y maraca, aprendió a tener una puntería certera, casi envidiable;
a manejar con rapidez el cuchillo y el machete, y a conocer de brebajes y ramas, todo lo que necesitaba
para vivir la recia vida del llanero. Su formación fue básica y bastópara saber leer y firmar. Y su magia
refranera no pudo haber sido legada por otro contexto que por el mismo llano, de donde nace la poesía
improvisada. Su colección de dichos populares y propios era sorprendente.
“El fundamental de ellos fue el recuerdo permanente de doña Bárbara con lo de ¡Mai Santa!, la
muletilla que se convirtió en un cognomento: Maisanta. Y una figura sostenidaen el tiempo. También
usaba otra expresión, variante de la anterior: “¡Hay Madres... que dejan a sus hijos por irse para la
sarrapia!” dicho muy rápidamente” (Botello, 2005:17)
Su padre, el viejo coronel Pedro Pérez, fue aparentemente jefe en la Federación y en las
insurrecciones que sobrevinieron. Contrajo nupcias a fines de la década del setenta del siglo XIX con una
mujerdistinguida de Ospino, Bárbara Delgado, con la que tuvo sólo dos hijos, Petra Pérez en 1878 y
Pedro Pérez Delgado, el “Maisanta”, en 1880. Se cuenta que Pedro Pérez Delgado vivió sus primeros
años en Ospino. Luego, después de la muerte del padre y posteriormente de la madre, turbada por la
tragedia, se va para Sabaneta, en Barinas a fines de siglo. Poco podía hacer Petra, su hermana mayorsólo por dos años. Su juventud fue poco atendida. Apenas a los 18 años se une a los nacionalistas en el
levantamiento de José Manuel –El Mocho- Hernández- en Queipa, estado Cojedes, protestando ante las
irregularidades de unas elecciones, motín dirigido por el general Alfredo Franco.
“Cuando el general José Manuel Hernández, El Mocho Hernández, fue hecho preso en El Hacha,
por eltambién general Ramón Guerra, en 1898, la figura pálida y barbuda del insurrecto, amarrado con
nudo de preso con los brazos a la espalda, montado en mulo viejo y entre dos filas de oficiales, parecía
más bien el jefe, porque las mujeres de Valencia lo vitoreaban desde las puertas y balcones de casa por
donde pasaba.
Las cocineras sacaban su retrato como si fuera el de un santo y hastaflores le lanzaron cuando
el grupo se acercaba. Ese día Pedro Pérez Delgado supo lo que era la popularidad y el carisma de un caudillo que,
preso y amarrado, vencido y humillado, se llevaba los aplausos para rabia de sus captores. (Tomado de
Tapia, José León: Maisanta: el último hombre a caballo)” (Wanloxten, 1992:3).
En 1900 se traslada a Las Tasajeras, en el Hato La Marqueseña, cerca deBarinas. Allí convive con una
mujer cuyo nombre se perdió en el tiempo. Mientras tanto hace vida militar y va ascendiendo de rango al
mismo tiempo que participa en diversos hechos de armas, entre ellos, el combate de la Mata Carmelera
donde cae moribundo el general Joaquín Crespo. Derrotada la revolución, retorna brevemente a un
estado de paz, para luego formar parte de las columnasrevolucionarias libertadoras contra el gobierno
del general Cipriano Castro. Vencidas nuevamente las intenciones, busca la tranquilidad pueblerina y se
establece en Sabaneta entre 1906 y 1907. En la calle Real, la misma donde se ubicaba su casa, la
Iglesia y la casa parroquial, monta una carnicería. En esos años trabaja, parrandea, coquetea, mata en
defensa del honor. Sangrientas...
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