Albert camus

ALBERT CAMUS
1913 – 1960
Junto con Sartre es uno de los mayores paladines del existencialismo.

Para reconocer el gran interrogante que nos hace el existencialismo sobre el sentido de la vida humana y la respuesta que ofrece este pensamiento para la comprensión filosófica del ser humano, sobre las razones que justifican la vida y el absurdo como fuente del sentido de la vida.
La preguntaspor el hombre ha sido planteada en el siglo XX de forma radialmente nueva por la filosofía existencialista, por uno de su más importante representantes: Albert Camus. ¿Tiene sentido la vida?. Esta es la pregunta fundamental que debe responder hoy el hombre y la filosofía; es la pregunta en que se juega toda su existencia. ¿Vale la pena la vida que llevamos?. Si respondemos afirmativamente,tenemos que mostrar cuáles son las razones que tenemos para vivir; y, ¿sí somos más fuertes que las que tendríamos para no hacerlo?. Si lo hacemos negativamente, ¿Qué opciones nos quedan?. ¿El suicidio? ¿Aprender a vivir una vida absurda y sin sentido?
Camus es partidario de este último camino. La vida es absurda, no tiene sentido, pero, precisamente por ello, tal vez podamos vivirla mejor. Noviviremos ya de esperanzas vanas no ni de dioses superfluos, sino que viviremos con intensidad cada instante de la vida como si este fuera el último, como si ahora mismo nos llamaran para pasar a la guillotina.
Fuimos arrojados al mundo y allí nos encontramos esperando la muerte. Pero, mientras ello pasa, tenemos que vivir la vida y ella consiste en dejar que viva lo absurdo
Para Camus, el héroeabsurdo por excelencia es Sísifo, a quine los dioses lo condenaron a subir eternamente una piedra hasta los alto de una montaña y quien, una vez llegaba, la veía rodar nuevamente por la pendiente. Sísifo hace eso diariamente, algo absurdo, y, sin embargo, es dichoso.

Miremos lo que dice Camus:
¨No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: Juzgar si la vida vale o no vale la penade vivirla es responder a la pregunta fundamental de la filosofía. Las demás, si el mundo tiene tres dimensiones, si el espíritu tiene nueve o doce categorías.
Si me pregunto que puede basarme para juzgar si tal cuestión es más apremiante que tal otra, respondo que en los actos a los que obligue. Nunca vi morir a nadie por el argumento ontológico. Galileo, que defendía una verdad científicaimportante, abjuro (retractar con juramento una doctrina) de ella con la mayor facilidad del mundo cuando puso su vida en peligro. En cierto sentido, hizo bien. Aquella verdad no valía la hoguera. Es profundamente indiferente saber cuál gira alrededor del otro, si la tierra o el sol. Para decirlo todo, es una cuestión baladí. En cambio, veo que muchas personas mueren porque estiman que la vida novale la pena vivirla.
Veo a otras que, paradójicamente, se hacen matar por las ideas o las ilusiones que les dan una razón para vivir ( lo que se llama una razón vivir es, al mismo tiempo, una excelente razón para morir). Opino, en consecuencia, que el sentido de la vida es la pregunta más apremiante.
Pero si es difícil fijar el instante preciso, el paso sutil en que el espíritu ha apostado afavor de la muerte, es más fácil extraer del acto mismo las consecuencias que supone. Matarse, en cierto sentido, y como en el melodrama, es confesar. Es confesar que se ha sido sobrepasado por la vida o que no se la comprende. Sin embargo, no vayamos demasiado lejos en esas analogías y volvamos a las palabras corrientes. Es solamente confesar que eso ¨no vale la pena¨. Vivir, naturalmente , nunca esfácil. Uno sigue haciendo los gestos que ordene la existencia, por muchas razones, la primera de las cuales es la costumbre. Morir voluntariamente supone que se ha reconocido, aunque sea instintivamente, el carácter irrisorio de esa costumbre, la ausencia de toda razón profunda para vivir, el carácter insensato de esa agitación cotidiana y la inutilidad del sufrimiento.
¿Cuál es, pues, ese...