Albert einstein
No fue fácil para él llevar la bandera del pensamiento durante los años críticos de la primera ysegunda guerra mundiales, ya que jefes de estado capitalistas lo querían y lo halagaban, al contrario de los alemanes, que lo consideraban una amenaza pública que debía de ser destruida o por lo menosdetenida, motivo por el cual, aunado a la desesperación de necesitar terminar una guerra que había costado millones de vidas -sobre todo de judíos compatriotas en creencia con el- apoyó la creación ydesarrollo de la bomba atómica que puso fin automáticamente a la guerra en 1945, de una manera un poco drástica, pero que salvó más vidas en un futuro de las que sacrificó.
Tener miles dereconocimientos, ser objeto de notas de prensa cada vez que un micrófono estaba cerca de sus labios, la agobiante fama, lo llevaron a detestar ser una figura pública, porque, ante la inherente necesidad humanade reconocer a las personas que se les quiere sacar algún provecho, se llevó grandes desilusiones de admiraciones que a su parecer eran exageradas, desde doctorados honoris causa en cualquieruniversidad que el pisaba hasta el ser tallado en el marco de madera de la puerta de alguna iglesia que vio aumentado el número de sus limosnas desde ese acontecimiento.
Definitivamente, lo que este granpersonaje que al parecer vivía en un mundo surrealista lleno de números y conclusiones en forma de triángulos y pentágonos se hubiera llevado consigo al morir, fue una de sus grandes e inconclusas...
Regístrate para leer el documento completo.