Alcohol Y Vestimenta En La Historia
Mesa 10: Grupos sociales e identidades (siglos XIX-XX) Autor: Florencia Gutiérrez Inserción institucional: Instituto Superior de Estudios Sociales (UNT-CONICET) Facultad de Filosofía y Letras, UNT Situación de revista: Becaria Posdoctoral - Jefe de Trabajos Prácticos de Historia de laHistoriografía Dirección Particular: Corrientes, 579, 3 piso C, CP 4000 San Miguel de Tucumán. florenciagutierrezb@yahoo.com Dirección Institucional: San Lorenzo, 479, CP 4000 San Miguel de Tucumán
Título: Coerción, moralización y resistencia. El problema del alcohol y el vestido entre las clases trabajadoras (Ciudad de México, fines del siglo XIX)
A fines del siglo XIX, con el propósito deconvertir a la ciudad de México en un referente del progreso y la modernidad, las elites porfirianas intentaron transformar hábitos y costumbres populares de la más diversa índole. Esta empresa de imposición cultural implicó la articulación de un discurso y la implementación de estrategias destinadas a modelar conductas públicas y privadas consideradas atentatorias del orden social y la recicladamodernidad. Ahora bien, esta cruzada socio-cultural fue confrontada por un cúmulo de dificultades y resistencias atravesadas por los prejuicios, las costumbres y las limitantes económicas de “los de abajo”, lo que impidió, muchas veces, convertir los ideales en valores y las conductas deseadas en hábitos. La elite política encontró en la dirigencia artesanal un aliado dispuesto a secundar los embatesde la empresa “moralizadora”1 en el universo laboral urbano. La lucha contra el alcoholismo, la preocupación por desterrar ciertas prendas de vestir, los
El discurso moralizador de la prensa obrera formó parte de la amplia preocupación por las conductas y comportamientos sociales que signó los debates y discusiones de las elites políticas, jurídicas y médicas de fines del siglo XIX. Por ejemplo,los grupos católicos y las asociaciones filantrópicas “emprendieron una ardua campaña en pro de la reforma social y combatieron toda manifestación de amoralidad, sin hacer diferencia entre vicios, pecados o delitos”. Para ambos grupos, la pérdida de los valores éticos había provocado el dominio de los hombres por los instintos y pasiones, haciéndolos proclives al alcoholismo, el juego, laprostitución y los actos delictivos. “Por tanto [católicos y filántropos] coincidieron en la urgencia de una campaña moralizante. Para los católicos esta cruzada tendría como fin reforzar los principios éticos basados en la religión y para las asociaciones filantrópicas, dotar a las sociedades de un esquema de conducta emanado del civismo”. SPECKMAN, 2002, pp. 150 -160.
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2 esfuerzos por propagarhábitos de higiene personal, así como la estricta reglamentación de ciertos espacios de sociabilidad informal fueron preocupaciones abordadas de forma recurrente por la prensa obrera2. Los dirigentes artesanales, herederos de muchas de las implicancias del discurso ilustrado, llamaban a los trabajadores a abandonar el hábito de emborracharse y a presentarse a trabajar el día lunes, aduciendo que la“taberna no produce nada bueno; en ella se pierde el dinero, la vergüenza y la salud”3. Asimismo, celebraban que “la blusa de lino o de dril, perfectamente limpia, ha sustituido a la legendaria cotona y al indispensable sarapito embrocado al cuello o echado al hombro izquierdo, lo mismo que el pantalón ha desterrado al ancho calzón de manta, y el calzado al típico huarache”4. En este contexto depreocupaciones, entendemos que el análisis de las connotaciones del vestido y del problema del alcoholismo se convierte en un observatorio privilegiado para comprender las particularidades de los proyectos moralizadores del gobierno porfiriano y la forma en que estas iniciativas interactuaron con los hábitos y costumbres de las clases trabajadoras urbanas. La recuperación de este juego dialéctico...
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