Alejandria, como todos los pueblos oriantales tiene su parte atigua en un apecto triste y desordenado. Calles estrechas y tortuosas, calles desiguales. Aleros de tejado que co dificultad permiten verel cielo mutilñaciones exteriores en los edificios. Pero alejandria como todo pueblo que se moderniza. Nadie tiene el dercho de ignorar esta cuidad tan celebre en la historia del mundo. Aljandro elgrande invade al Egipto y conquista a Menfis, su capital y sle con su ambición y gloria a esconder un punto donde su nombre pueda eternizarse. Alejandro y los macedonios lo traen aquí todo, losPtolomeos lo hacen todo, los griegos y los romanos lo acumulan todo: diversas civilizaciones, grandes todas, hecn de alejandria el objeto de su predilección durante más de diez siglos. ¿Qué resulto, pues?Omar, el trstemente celebre Omar, escribe al califa despu{es de su conquista a mediados del siglo séptimo de nuestra era: He tomado la gran cuidad del occidente. Me es imposible enumerarte la granvariedad de cosas ricas y bellas que contiene, y me contentare sólo con indicar que hay en ella cuatro mil palacios, cuatro mil baños, cuatrocientos teatros o lugares de recreo, doce mil tiendas para elcomercio y cuarenta mil tributarios judíos. He aquí una de las breves palabras que resumen la más grande y maravillosa historia. Busquemos en Alejandría pero no hay ya nada que buscar: hasta las ruinashan desaparecido S{olo el arqueólogo puede, con Herodoto y Plutarco, Josefo y Plinio en la mano, reconstruir la cuidad por trazos de decimentación que a{unse perciben en diferentes lugares. Loscalifas hab pulevrizado la obra de los Ptolomeos. Hagamos una justicia contra el desdicajhdo Omar contra el que el mundo se revuelve en denuestos hace quince siglos, por su pretendido incendio en labiblioteca de Alejandría. El asunto no deja de ser curioso. El incendio de la Bilioteca deAlejandría es un suceso que tiene más moral que físico. Antes de la Biblioteca la civilización después de la...
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