alex
Personas que hablan en ella:
Carlos, DUQUE de Cleves
La DUQUESA, su esposa
LEONORA, viuda
ISABELA, dama
ENRIQUE, caballero
LUDOVICO, marqués
RICARDO, viejo
Dos CRIADOS
ACTO PRIMERO
Salen LEONORA y ENRIQUE a una ventana, de la cual pende una escala
LEONORA:
Enrique, el sol nos da prisa;
con esperezos la aurora,si celosa de mí llora,
Mis pesares le dan risa.
ENRIQUE:
¡ Qué presurosa que pisa,
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mi bien, el cóncavo espejo,
De sus celajes bosquejo!
¡ Qué bien muestra a su pesar,
en su mucho madrugar,
Que tiene el marido viejo!
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¡ Oh ! ¿ Quién candados pusiera
a las puertas de su oriente,
porque presa eternamente,
Eterna mi dicha hiciera?¡ Quién, rompiendo la vidriera
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por donde su luz traspasa,
pusiera a sus cursos tasa
e impidiéndola el correr,
la hiciera, pues es mujer,
que aprendiera a estarse en casa.
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¡ No estuviera yo en Noruega,
donde hay noches tan corteses,
que regalan por seis meses
a quien a su clima llega !
LEONORA:
Si Amor en ellos sosiega,
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¿ dequé, mi bien, serviría
tan prolongada alegría,
habiéndola de lastar
llorando, con esperar
otros seis meses de día ?
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No alargues con dilaciones
recelos de nuestro daño;
mira que a dichas de un año
riesgo de un instante pones.
Baja, mi bien.
ENRIQUE:
Escalones
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de mi muerte bajaré.
Baja el primer paso
¿ Cuándo a vertevolveré ?
LEONORA:
¿ Eso pregunta quien ama,
y ausente del sol la llama,
de su fuego esfera fue ?
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Mientras está en Belpaís
el Duque, y la noche oscura
miedos del sol asegura,
¿ qué preguntas ?
ENRIQUE:
¡ Vos decís
que me amáis, y permitís
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que me vaya !
LEONORA:
Es el temor
ayo crüel del honor,
y el sol que a nacerempieza,
en su misma luz tropieza
por descubrir nuestro amor.
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¿ Bajaste ya ?
ENRIQUE:
El primer paso.
LEONORA:
Adiós, pues.
ENRIQUE:
Oye de aquí
quejas del alma.
LEONORA:
¡ Ay de mí !
Vete, Enrique, y habla paso.
ENRIQUE:
Si hicieras, Leonora, caso
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de mis penas...
LEONORA:
Si te ve
el sol...
ENRIQUE:
Ya, mi bien, bajéotro escalón; que violenta
mi fe, los pasos me cuenta,
y no la haces de mí fe.
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LEONORA:
Repara, amores, por Dios,
que no es amante discreto
quien pone a riesgo el secreto.
ENRIQUE:
Reparad en mi amor vos.
LEONORA:
Voyme.
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ENRIQUE:
Ya bajé otros dos.
LEONORA:
No ocasiones mi cuidado.
ENRIQUE:
Mi bien, ¿ pues qué juez no ha dadolugar que en cada escalón
siquiera hable una razón
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el más vil ajusticiado ?
LEONORA:
Mira que ya son las hojas
ojos de Argos, que nos ven
de este jardín.
ENRIQUE:
¡ Ay mi bien !
Yo te adoro, y tú te enojas.
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LEONORA:
Temo.
Acabando ENRIQUE de bajar
ENRIQUE:
Cesen tus congojas;
que ya me voy. Goce el sueño
la gloria queen ti le empeño.
LEONORA:
¿ Soltaré la escala ?
ENRIQUE:
Sí.
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LEONORA:
¿ Vaste ?
ENRIQUE:
Voyme, y quedo en ti.
LEONORA:
¡ Ay dulce esposo !
ENRIQUE:
¡ Ay mi dueño !
Suelta LEONORA la escala, y se retira. Salen el DUQUE y dos CRIADOS
DUQUE:
¿ A estas horas hombre aquí ?
Matadle, si no se da.
ENRIQUE:
(Ya, Amor, descubierto está Aparte85
vuestro secreto por mí.
Restaure el acero agora
culpas que por tardo os doy.)
DUQUE:
¿ Quién eres ?
ENRIQUE:
Un hombre soy.
DUQUE:
Pues ¿ qué haces aquí a tal hora ?
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ENRIQUE:
Idolatrar estas piedras,
de mi hechizo semejanza
y comparar mi esperanza
a sus siempre verdes yedras.
DUQUE:
¿ Amas en palacio ?
ENRIQUE:
Adoro.
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