Alexdander Serafimovich - Torrente De Hierro

Edición: Progreso, Moscú s/f.
Lengua: Castellano.
Digitalización: Koba.
Distribución: Lluita Comunista. (Partit Comunista del Poble de Catalunya)
EL TORRENTE DE HIERRO
I
Inmensas y asfixiantes nubes de polvo tórrido
sepultaban los huertos de la stanitsa1, las calles, las
casas, las vallas; tan sólo asomaban las agudas
crestas de los álamos piramidales.
Desde todas partes se elevabanvoces de
turbamulta, ruidos, ladridos, relinchos, chasquidos
metálicos, lloros infantiles, blasfemias, insultos,
gritos de mujeres, canciones entonadas por voces
roncas, estridentes, a los ebrios sones de un
acordeón. Diríase un gigantesco enjambre, nunca
visto, que habiendo perdido a su reina zumbara
desacorde con doliente y confuso murmullo.
Esa infinita y ardiente neblina había invadidohasta la estepa, llegaba incluso hasta los molinos de
la colina; también allí reinaba un estrépito
ensordecedor y continuo.
Únicamente el río de montaña, cuyas aguas frías,
espumeantes y rugientes corrían por detrás de la
aldea, se veía libre de las asfixiantes nubes. Tras él se
alzaban las azuladas moles de las montañas,
cubriendo medio cielo.
Y en el aire tórrido, centelleante, seinmovilizaban
los buitres, esos rojizos piratas de la estepa, que,
sorprendidos y atentos, volvían sus curvos picos en
todas direcciones sin comprender nada: jamás se
había visto cosa semejante.
Puede ser una feria, pero ¿por qué no hay puestos,
ni vendedores, ni montones de mercancías?
Puede ser un ejército, pero ¿por qué se oyen desde
todas partes lloros infantiles, por qué se han puesto asecar pañales sobre los fusiles, por qué hay cunas
suspendidas de los cañones, mujeres que amamantan
y vacas que comparten el pienso de los caballos?
¿Por qué muchachas y mujeres de rostros atezados
por el sol suspenden marmitas con mijo y tocino
sobre el fuego de olorosas hogueras hechas de
estiércol?
Todo
es
confuso,
turbio,
polvoriento,
desordenado, todo lo embrolla el ruido, elclamor,
una inverosímil discordancia.
En la stanitsa sólo quedan mujeres, viejos y niños.
Ni un solo cosaco, como si se los hubiese tragado la
tierra. Las mujeres, desde las ventanucas de sus
1
Poblado cosaco. (N. de la t.)
casas, contemplan esa visión de Sodoma y Gomarra
desplegada por las anchas calles y callejas envueltas
en nubes de polvo.
-¡Mal rayo os parta!
II
Voces rudas, a vecesbroncas, otras estridentes,
fuertes y amplias como la estepa, destacan entre los
mugidos de las vacas, los sonoros cacareos de los
gallos y el rumor de la multitud.
-¡Camaradas, al mitin!
-¡A la asamblea!
-¡Venga, muchachos, a la reunión!
-¡Al monte!
-¡A los molinos!
A medida que el sol se va enfriando, se posa la
abrasadora polvareda y los álamos piramidales
quedan al descubierto en todasu enorme altura.
Hasta donde alcanza la vista hay huertos y casas
encaladas, pero todas las calles y todas las callejas
están atestadas de un extremo a otro de carros,
carretas, caballos y vacas; y también los huertos y
detrás de ellos, y hasta los mismos molinos, que en la
colina de la estepa tienden a todas partes sus largos
dedos membranosos.
En torno a los molinos se desparrama, cadavez
más amplio y alborotador, el mar humano que se
pierde a lo lejos en innumerables manchas de rostros
broncíneos. Viejos de barbas canosas, mujeres de
rostros atormentados, muchachas de risueño mirar,
niños que corretean por entre las piernas, perros que
mueven, jadeantes, sus largas lenguas; todo eso se
diluye en la ingente masa de soldados que lo inunda
todo. Belicosos gorroscaucasianos de piel, viejas y
sucias gorras, sombreros montañeses de fieltro de
alas caídas. Guerreras rotas, desteñidas camisas de
percal, caftanes circasianos; algunos van desnudos
hasta la cintura y cruzan sus torsos broncíneos y
musculosos cargadores de ametralladora. Bayonetas
de bruñido acero se yerguen sin orden ni concierto
sobre las cabezas, mirando en todas las direcciones.
Los molinos,...