alguien me puede ayudar a resolver estos problemas?
De pronto sonó un ruido lejano a través del silencio, y Annika exclamó:
–¡Jonás, corre si quieres grabar el tren!
Los tres subieronapresuradamente hasta las vías y llegaron justo en el momento en que el tren
pasaba atronadoramente.
–¡No te acerques tanto, Jonás! –le gritó Annika; pero su voz se perdió enel estrépito del tren.
Jonás registró, jadeante, en la cinta:
–Estoy grabando el ruido del estrés de Estocolmo, que pasa en este momento, con gran peligro de
mivida. Ahora son exactamente las veintiuna horas treinta y seis minutos. La distancia que me separa
de las vías es, más o menos, un metro treinta.
El tren pasó delargo y Jonás desconectó el magnetofón.
–¡Eres un imprudente, Jonás! –gritó Annika– ¡Acercarte de esa manera al tren!
–En este trabajo es inevitable correr ciertosriesgos –contestó Jonás tranquilamente, mientras el
tren desaparecía a lo lejos, dejando un silencio indescriptible.
–Me gustaría saber adónde va –dijo de repenteJonás.
–¿A quién te refieres? –le preguntó David.
–¡Hombre, al que estaba remando! Anda, vamos deprisa y lo averiguaremos.
–Lo que debemos hacer es volver a casa–murmuró Annika.
Sin embargo, David opinó que aún podían dar un paseo por la orilla. Todo estaba oscuro y lleno
de vegetación. Ninguno conocía el camino.
–¡Miradahí! –Jonás se quedó parado, señalando un bote escondido en un lugar adonde era difícil
llegar desde tierra– Tiene que ser alguien que no quiere ser visto; esto es muysospechoso –dijo,
grabando la noticia.
–¡Deja de jugar a periodista! –le riñó Annika.
De pronto, la orilla se hizo accesible. Había numerosos sauces llorones
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