Alimentar resentimientos
Seguramente no es la primera vez que leen los puntos I y II de la Carta de la Paz, dirigida a la ONU. No sé qué es lo primero que les viene a la cabeza al leerlos, pero amí me parece evidente cuando dice: «Los contemporáneos no tenemos ninguna culpa de los males que han ocurrido en la Historia, por la sencilla razón de que no existíamos». ¡Pues claro! ¡Como si notuviésemos bastante con los males que ya causamos diariamente, que además tuviéramos que cargar con las culpas que otros provocaron muchos años atrás!
«¿Por qué, pues, tenemos que tener y alimentarresentimientos los unos contra otros, si no tenemos ninguna responsabilidad de lo que pasó en la Historia?» -expone el punto II de la Carta de la Paz-. Entiendo, y quizá muchos lo habrán entendido tambiénasí, que daños ocasionados personalmente por los que ahora estamos, nos provoquen resentimientos entre nosotros, nos supongan obstáculos a superar para la amistad y dificulten nuestras relaciones. Dehecho, es por ello que en muchas ocasiones nacen enemistades. Pero me resulta «absurdo» pensar en daños ocasionados por antepasados nuestros. ¿Cómo puede ello provocarnos ningún sentimiento deculpabilidad?
Entre estos pensamientos, me vino a las manos un relato citado por Worchel, S. y Lundgren, S. en el capítulo «La naturaleza y la resolución del conflicto» del libro de Grover, K; Grosch, J,y Olczak, P. (1996): La mediación y sus contextos de aplicación (Barcelona. Paidós).
«Nadie hizo mucho caso a Floyd Hatfield aquel día de 1873 cuando condujo una cerda y sus cerditos a su granjacerca de Kentucky. Hasta dos o tres días después Randolph McCoy no tuvo noticia de aquellos cerditos, cuando pasó casualmente por la granja de Hatfield. A lo largo de algunos años, Randolph y su cuñadoFloyd habían mantenido algunos desacuerdos, pero este hecho colmó el vaso. Cuando Randolph descubrió los cerdos, acusó inmediatamente a Floyd de robo. La discusión entre los dos hombres se...
Regístrate para leer el documento completo.