Amadeo Holmes
Tras media hora, acompañado por dos policías forenses entró en la habitación donde se hallaba el cuerpo de la anciana. La mujertenia 84 años, se llamaba Miranda Graves y vivía sola con su gato en el 4b, en un edificio de la ciudad de San Bernardo. Era viuda y madre de un solo hijo que rara vez usaba el apellido de su padre,por lo que se hacía llamar William Graves.
Lo primero que atinó a hacer el detective fue acercarse al cadáver y examinarlo, al igual que toda la alcoba para ver si podía hallar algún indicioque mostrara que había sido causante de la muerte de la Sra. Graves. Unas marcas en el cuello demostraron que la habían ahorcado.
Ahora sólo le faltaba descubrir quién era el asesino y porqué lahabía matado.
Antes de irse, divisó en una de las alcobas un cuadro de William y sin pensarlo se dirigió rápidamente y sin decir una sola palabra en busca del Sr. Graves. Al salir, se topó conunas bolsas de residuos que no dudó en revisar hasta que encontrara algo que le sirva. Cuando terminó, guardó algo en una bolsa, se lo metió en el bolsillo y tomó el autobús de la línea 54 paraconocer al Sr. Graves.
Cuando llegó y tocó timbre, un hombre alto y robusto, de entre 45 y 50 años le hizo señas para que pasara.
- ¿En que puedo ayudarlo?-
- Soy Amadeo Holmes y hevenido a hacerle unas preguntas acerca de su madre. –
- Está bien, pero recuerde que hace muy pocos días que mi madre murió y no se si pueda complacerlo-
- Muy bien, lo entiendo- dijo el...
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