amante a dios
En el número anterior reflexionaba sobre el “analfabetismo trinitario” de nuestra vivencia de fe. Para contrarrestarlo habrá que decir algo sobre las Personas de la Trinidad.Me parece que una afirmación que ayuda a sentar las bases para empezar a comprender esta realidad es la siguiente: el Padre es el Padre porque no es ni el Hijo ni el Espíritu Santo; el Hijo es Hijoporque no es ni el Padre ni el Espíritu Santo; y el Espíritu Santo es Espíritu Santo porque no es ni el Padre ni el Hijo. Es una formulación que puede resultar divertida por lo evidente que es y porqueparece un juego de palabras, pero tiene la virtud de dejarnos muy en claro que son tres personas porque son distintas entre sí y esto significa que cada una tendrá sus propias característicasespecíficas. Sobre el Espíritu Santo ya dije algo con ocasión de Pentecostés (ver “Nuestra Iglesia” Nº 317 Mayo 2008, pág. 4). En esta ocasión el tema es Dios Padre.
Que Dios es Trinidad lo sabemos por larevelación del Nuevo Testamento: Jesús nos revela las tres Personas Divinas. Y es evidente que la revelación de que Dios es Padre va de la mano con la revelación de que tiene un Hijo porque lo que a unolo convierte en padre es tener hijo(s). El Padre es Padre no por ser creador sino porque tiene un Hijo (y el Hijo por unido que esté al Padre no es el Padre). Tal es el tema central del NuevoTestamento en cuanto que el Hijo de Dios es el que se ha encarnado o “humanado” en Jesús de Nazaret, como lo expresa bellamente el prólogo del evangelio de Juan (1,1-18).
La Trinidad se reveló especialmenteen el acontecimiento pascual. En éste el Padre es quien entrega al Hijo por amor al mundo (ver Jn 3,16; Rom 8,32; etc.) y quien lo resucitó, dándole a él y en él a los pecadores y alejados elEspíritu de reconciliación y de vida (ver Hech 2,24; Rom 1,4; 5,8; Ef 2,4-6; Col 2,13).
Entre Jesús y su Padre se da una relación de pertenencia recíproca (Jn 17,10: “Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo...
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