Amantes en sarajevo
Y nos pasearíamos por lasavenidas de Nueva York como si estuviéramos pensando que el neón ilumina mejor un sueño. Esperanzados, desarraigados, sintiéndonos protagonistas de esa crónica de invierno y soledad que sólo saben escribirlos rascacielos en su soliloquio de altura. Nos mudaremos de casa una y mil veces, buscando un sitio en donde nuestras raíces adquieran un sentido, jugándonos la vida, si es preciso, por un pequeñoinstante en donde ser nosotros mismos signifique algo más que un carné de identidad y un pasaporte que permita viajar al extranjero.
Escribiremos una carta en soledad, retratando con palabras un otoñoque se lleva la mitad de los recuerdos, hablaremos en susurros para contarnos que vivimos del pasado, que buscábamos en los balcones de la calle a esa mujer que siempre pintan con aspecto dediablesa, aguardando una sombra que, como cristal, rasgue la placidez de la mañana. Tendremos los bolsillos vacíos, inventaremos un pretexto por tantos años en silencio y en ese rincón donde los galanescuentan historias creíbles sin que su manojo de palabras delate la invención, escribiré de las cosas que ponen fin al diario que sólo relleno cuando apago la luz de una habitación de hotel.
Y sentado enla baranda de un viejo puente me diré que los años no hicieron justicia, que me gusta estar desnudo cuando escribo, me confieso que los tangos se bailan mejor cuando el amor se hace sin derroches ni...
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