Amarillo Y Gris

Amarillo y gris

Era enero, mes de verano. Hacía poco que había regresado de Argentina. Conversaba con viejos amigos, treintones todos, cerca de la tienda del ahora achacoso don Luchito, cuando la vi y se inquietó mi corazón. Ni cuenta se dio que la observaba; entró a la tienda y al salir, se percató de mi presencia. Nuestras miradas se cruzaron y algo ocurrió en mí. Nos saludó sin dejar demirarme y se retiró apresuradamente. Uf! Nadie notó mi nerviosismo.

Ese fin de semana, dirigiéndonos al cine, uno de mis patas divisó un grupo de chicas en la misma dirección. Varias de ellas amigas del barrio.
<Vamos con ellas>, dijo uno. Al acercanos pude ver, entre ellas, a la chica que hizo zapatear mi corazón.
<¡Hola Chicas!>, dijo Alfonso, mi mejor amigo, <…se acuerdan deArturo?, el hijo de los Márquez Linares, amigo del barrio. Después de quince años ha regresado a Perú> Luego de los saludos retomamos el camino; disimuladamente se acercó a mí y le dije…
* Lucía, verdad?!
* Sí!, qué bien te acuerdas!!
Conversabamos recordando las travesuras de niños y las palomilladas de chiquillos. De pronto lo que menos me esperaba; el esbozo de un malrecuerdo. Silencio total; tos; carraspeó Alfonso y dijo… <¡Apresúrense que nos quedaremos sin entradas!>
“Fui salvado por la campana”

Transcurrían los días, y las salidas, tanto en grupo como solos, nos permitió compenetrarnos más. La playa; discotecas; eventos culturales, todo cuanto podíamos planear era viable lo que permitió conocernos más y dejar que nuestros sentimientos fluyan. Aunque meestaba empezando a gustar aquello, no podía dejar de sentirme mal en algunos momentos cuando el recuerdo se asomaba.
Entrando en el mes del amor, éste, ya estaba a flor de piel. Los planes de salida con los amigos parecía inminente, de no haber sido por Alfredo. Sin querer me estaba empezando a enamorar… otra vez.
Fuimos al teatro. Milagro que no me dormí! Me sorprendí de mí mismo. Luego lacena. La llevé a un restaurante muy romántico a las orillas del mar. Carne; vino; postre; todo delicioso. Con ella todos los minutos pasaban muy entretenidos. Al salir de allí, paseamos por la playa, caminando bajo la luz de una hermosa luna menguante. En cierto momento, nos sentamos en una de las bancas de la alameda adornada de palmeras, con la fresca brisa que, hasta ahora, era lo único queacariciaba nuestros rostros; la tomé de las manos y frente a frente, sin decir una sola palabra nos besamos.
No supe darme cuenta cuál de los dos temblaba más. Seguíamos en esa misma posición y en ese silencio; deseaba abrazarla; podía escuchar su corazón latir tan fuertemente como queriéndome decir que lo haga, pero… dudaba. Y, siguía allí ese silencio, testigo y complice de tantos momentos enlos que aquel recuerdo me dejaba mudo, como en este instante, en el que me hubiera gustado arrancarlo de entre nosotros y amarla… amarla sin temor.
Ella lentamente empezó a acercarse nuevamente pero, fui yo el que ahora se alejaba. Después de tanto esperar ese día, otra vez el ayer lo hechaba a perder.

* Perdóname,-dijo- no he querido forzarte ha hacer algo que quizas no querías…
* No!no! Disculpa si… te he causado esa impresión. Ciertamente, me he sentido algo extraño, confundido, pero, créeme, no es por ti
* Está bien, no hay problema. Ya es tarde… vamos?!

Ya en mi cama, otra vez, después de mucho, saboreaba su beso. Una mirada enamorada ocupaba mi pensamiento, hasta que… empezó a colarse y pedía su espacio. nuevamente, ese desgraciado recuerdo haciendo la lucha porno dejar avanzar a mi corazón. Horas más tarde, la incertidumbre fue vencida por el sueño y balbuceando sus nombres me quedé dormido.
Pasaban los días y Lucía, cada día más cariñosa, iba ganándome sin darse cuenta de mis luchas internas. Mi retorno al país, había sido únicamente por ver a mis padres; papá estaba un poco delicado y no podía dejar sola a mamá en estos momentos. A Dios gracias, se...