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Cuento Infantil para niños; creado por: Ana Barchukderodriguez
Esta historia comienza como todas las historias, por el principio. Es ocho de diciembre en Villa Blossett,Posadas, muy cerca del río Paraná, en Misiones, Argentina. El olor a pan dulce yturrones en los supermercados, me recuerda que la Navidad está próxima, y los preparativos son los de siempre.
Con mis amigosChito y el Tuerto, vamos a la costa a cortar ramas de sauce. Todos apilamos en la carretilla lo necesario para hacer elpesebre en nuestros hogares.
La carretilla esta muy cargada y las hojas no medejan ver el camino, así que a los costados están Chito y el Tuerto de guías.
De pronto, la única rueda se pone pesada, como si algo frenara al pequeño círculo. Empujo con más fuerza y sigo, logrosalir pero con mis pies descalzos piso los vidrios de una botella que acabo de romper con la rueda de la carretilla.
Al llegar, mi madre lava la herida y me ordena permanecer sentado. La obedezco,mientras desde mi sillita, voy guiando a mis amigos que, rápidamente, empiezan a construir el pesebre con ramas y hojas de sauce. En pocas horas está terminado, con luces y todo; ¡Ahora si! en la casacomienza a sentirse olor a Navidad.
Estoy aburrido por no poder jugar a la pelota, ni salir de casa, mis amigos vienen a verme permanecen un ratito y se van. Mamá me alienta diciendo que en unos días,comienzan los ensayos de monaguillo en la Iglesia Catedral, y que mi pie va a estar casi curado para asistir. ¡Qué suerte porque no la quiero defraudar en esto!
Hoy, apenas entrada la tarde, llegamoslos monaguillos a la Catedral para realizar los ensayos de la misa de Navidad. El Sacerdote nos recibe con una gran sonrisa y comenzamos; los cantos, las velas, las ropas; un almidonado uniforme quenos viste hasta el cogote. Una, y otra, y otra vez lo mismo. Ya es de noche; no nos importa mucho la preocupación del sacerdote, nuestro pensamiento se desvanece. No existe ansiedad que agobie...
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