America

Ensayo sobre las diferentes visiones del suceso histórico desde una perspectiva semántica
El lenguaje crea realidades. Ya algunos filósofos/as contemporáneos nos han advertido de la efectividad de los discursos performativos que crean los objetos/sujetos en la medida en que los nombran. Pero esta creatividad del habla no está garantizada, hace falta cierto criterio de autenticidad por parte delque emite el discurso, que le otorgue credibilidad ante los otros, es decir, para que sea efectivo hace falta que haya algún tipo de consenso.
El «Descubrimiento de América» y otras frases similares con las que convencionalmente se designó a la llegada de Colón a nuestro continente ofrece, como un acto del habla, algunas interrogantes. «Descubrir» no sólo es revelar lo que estaba oculto, hallarlo ignorado, sino también es volverlo manifiesto, traerlo del limbo de la nada o la no existencia y volverlo patente, quiérase o no. De manera que el descubrimiento de América no fue tanto su hallazgo más que su creación.
Se creó un nuevo mundo de una tierra que ya era anciana antes que se asomarán por el horizonte las carabelas. Se lo pobló con seres bautizados como indios aunque ya poseían ungentilicio propio, de esta manera se abrogaron costumbres y sociedades milenarias en remplazo de un nuevo discurso que presumía de civilizado y que venía acompañado del hambre de riqueza y de la espada.
¿Qué celebramos los que vivimos en este lado del charco, sino el enorme tino que tuvo Isabel la Católica en apostar al ganador? El descubrimiento como acierto exploratorio, la invención de todo uncontinente fue motivo de júbilo sólo para «los unos» nunca para «los otros». Sin embargo, aún celebramos la travesía colombina como si del hallazgo de un paisaje ignoto se tratara, la aumentación de la noble cartografía del mundo, cuando fue mucho más que eso: fue la invención de una alteridad geopolítica, una otredad avasallada desde su nacimiento que, en su nuevo sistema de significados ysignificantes (el idioma español), es conminada a celebrar la fortuna que han tenido otros/as.
Pero, como ya se mencionó antes, para que el discurso sobre El Descubrimiento se vuelva real, para que la performatividad sea exitosa, hace falta de circunstancias particulares, de mutuo acuerdo, de consenso. Muy pocas cosas existen en la cultura actual que puedan remitirnos al papel de otredad indígena deaquel tiempo. Pero igual sucede, de alguna manera nos identificamos con aquella otredad de antaño y la asumimos: nos indignamos ante el saqueo desmedido que comenzó incluso antes de que la nación llevara por nombre el de Venezuela, lloramos aún la matanza de unos aborígenes que en la actualidad, muy pocos de nuestros coterráneos llamarían «hermanos/as» y, en algunos corazones, esta indignación estainsuflada de rencor.
¿De dónde nos viene entonces esa compulsión de ser un habitante del nuevo mundo eternamente descubierto? En nuestra sangre mestiza también hay España, empero ¿por qué elegimos el papel de la otredad? ¿Acaso por una sensación de ubicación geográfica, será nuestra conciencia de nación? ¿O será acaso obra de la performatividad, de esos actos del habla que despliegan su poder enun discurso que nos emplaza políticamente a jugar un papel de salvajes en frente de la autoproclamada civilización?
El «Día de la Resistencia Indígena» es un nuevo discurso que busca emparejarnos con los poderes de antaño. Es una forma legítima de designarnos a nosotros y nosotras mismas, de hacer frente, aunque a destiempo, a un habla que pretende volvernos ignotos por siempre, para por siempreser «descubiertos» por las élites tecnológicas y más «civilizadas». Es un contra-discurso que se opone a la perspectiva geopolítica hegemónica que aún nos domina. Es, finalmente, una propuesta que depende del consenso para su éxito.
«Consenso», un elemento del cual, parece ser, carecemos. No hablo sólo de Venezuela, que desde hace años está dividida, sino también de la región entera. La...