AMOR EN LA POSMODERNIDAD

Amor en la posmodernidad: Cada quien tiene su opción amorosa, y en realidad no existe “la pareja” sino “las parejas” -muy lejos de la “era del gris conformismo amoroso”, o como señalan Ewen y Ewen (1982, en Featherstone, 1991), “no hay reglas; sólo elecciones” (que junto con “hoy no hay moda, sólo modas” y “todo el mundo puede ser cualquiera“, representan sintomáticamente las característicasrecientes del consumismo posmodernista). Paradójicamente, las personas involucradas en una pareja o en la búsqueda de ésta parecen estar experimentando más que nunca una especie de contradictoria guerra contra la uniformidad, a la vez que un “hartazgo de diferencias” que, como se sabe, ha promovido en otro sentido la continuidad e incluso desarrollo de “opciones para no decidir”, la conservación delestatus fijo y la asimilación a grupos específicos.
 La falta de compromiso con un “otro” (en términos de capacidad de intimidad), como derecho personal basado en la abundancia de información, la proliferación de imágenes y el individualismo, sugiere en realidad la irrelevancia y el fin de lo social como punto de referencia significativo en la construcción de una pareja. Incluso, puede decirse quela creación, desarrollo, transformación y declinación de los “bienes de consumo amoroso” -es decir, la posibilidad de múltiples identidades y opciones de expresión personal entre los individuos y en las relaciones de pareja funcionan comosímbolo cultural a la manera de una asociación libre, en la cual se expresa, en el campo social, lo que dentro de los individuos busca -o necesita- deexpresión.
 Factores importantísimos como los cambios en las relaciones de poder entre hombres y mujeres, las modificaciones en las formas y significados de la relación sexual en la pareja, las transformaciones en las relaciones familiares (tanto en forma como en fondo), los cambios en el valor moral y social de la relación con uno mismo (un narcisismo moralmente “bueno” y “saludable”) -entre losfactorespersonales-, y un incremento en las tasas de migración a las grandes urbes, la pauperización creciente de un sector de la humanidad (al tiempo que otro sector alcanza niveles de vida nunca antes experimentados), el aumento y desarrollo de las telecomunicaciones y de toda la tecnología en general, el desencanto con los tradicionales “cinturones” de contención social (familia, estado y religión) -entrelos factores socioculturales-, han determinado cambios claros y radicales en las relaciones de pareja contemporáneas. A su vez estas modificaciones, que generan cambios en los estilos de vínculo, en la jerarquizacion de valores en la relación, en la expresión de contenidos inconscientes profundos, etcétera, privilegia determinadas formas de relación social (de hecho crea algunas), y hace una“selección” de ellas, conformando poco a poco un “tejido” sobre el cual van a plasmarse y a crecer esos nuevos requerimientos de pareja (necesidades emocionales, socioculturales). Tal es caso, por ejemplo, del enamoramiento y la necesidad de enamorarse, que en un sentido expresa tanto en su origen como en sus diferentes manifestaciones, a lo largo de la historia, las necesidades de un conjuntosociocultural-económico; y que a su vez, como producto de estas presiones, crea transformaciones hacia el interior de la pareja que buscan su expresión a través de los canales habituales de la sociedad, modificándolos casi siempre, si no es que de hecho creando nuevos (parejas monógamas que viven separadas por gusto; amistades asumidas voluntariamente sin un compromiso, pero que incluyen sexualidad;modificaciones legales a contratos sociales que se asumen con parejas que inician, pero que se visualizan como próximas exparejas).
 Cada uno de estos factores merece ser analizado por separado, pero en su conjunto diremos que representan una transformación de lo que el psicoanálisis ha identificado como formas de descarga de la pulsión, de relación y apropiación del objeto, de creación de un...