Amor suicida
Siempre estuve acosado por el temor a los fantasmas, hasta que, distraídamente pasé de una habitación a otra sin utilizar los medios comunes.
Era un día como cualquier otro. Comosiempre, con la misma rutina de todos los días de semana: tomar mi taza de té de margaritas con dos o tres cucharadas pequeñas de azúcar o con unas pocas gotas de edulcorante, tomarme una fresca ducha deagua tibia, más bien fría, ya que en esos días el calor era inmenso y si no tenía que llegar temprano al trabajo, me quedaba mirando unos minutos el noticiero que más me gustaba.
Miré para atrás,para todos lados, con un escalofrío que no se detenía, vi la puerta de mi cuarto, me dirigí al baño. Tenía miedo de mirar al espejo, no sabía con qué me iba a encontrar, algo en mi cuerpo, pero no,estaba en perfecto estado. Volví a mi cuarto, todo estaba normal como lo había dejado el día anterior. No sabía qué pensar, estaba mareado, sentía un peso en el cuerpo, un miedo interno. Caminé, me dirigíaa la cocina, no había nadie, ¿Estaba muerto? ¿Qué pudo haber pasado? Recorrí toda la casa, parecía abandonada, ya no quedaba nada por hacer. Entonces fui a la puerta, mientras iba, me tropecé y laatravesé, levanté la cabeza y mi codo chocó contra los pies de la cama. Me levanté, cerré los ojos por un momento y me toqué la cara. Estaba raro, por la extraña sensación de haber atravesado la puerta.Rocé mi codo con la yema de los dedos y estaba hinchado. En fin, la habitación estaba oscura, no del todo, podía ver perfectamente pero la ausencia de la luz me deprimía. Así que enchufé el velador ypresioné la tecla. No prendía, parecía ser que el foco se había roto. Sin prestarle demasiada importancia, noté que algo del tamaño de un cuerpo o casi confirmando que era un cuerpo, presenciaba micama. Mi corazón latía más fuerte, el tic-tac del reloj sonaba cada vez más fuerte, las gotas de la canilla que caían constantemente sonaban más fuertes y todo eso me taladraba la cabeza. Comenzaron...
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