Amor viejo

Jeffrey Archer, escritor inglés.
Cuento tomado de "Un carcaj lleno de flechas"
Editorial Grijalbo

Amor Viejo
Jeffrey Archer

Algunas personas, según se dice, de enamoran a primera vista, pero no fue eso lo que les sucedió a William Hatchard y a Philippa Jameson. Se odiaron desde el momento en que se conocieron. Su mutua aversión comenzó en su primer curso universitario. A principios delos años treinta, ambos consiguieron sendas becas para sus estudios de lengua y literatura inglesas en la Universidad de Oxford, William en el Merton College y Philippa en el Somerville College. Los dos habían recibido seguridades de sus profesores de que serían el alumno estelar del año.
El preceptor de ambos, Simon Jakes, del New College, se sentía a la vez confuso y divertido ante la ferozcompetencia que tan rápidamente se manifestó entre sus dos mejores alumnos, y aprovechaba diestramente aquella enemistad para hacer que se revelase lo mejor de cada uno de ellos, aunque evitando siempre que se excedieran en la exteriorización de su inquina. Philippa, una atractiva y esbelta pelirroja de voz más bien chillona, era de la misma estatura que William, por lo que no desperdició la ocasión desuperarle incluso en tal aspecto exponiendo sus razonamientos erguida sobre unos zapatos de alto tacón recién comprados. En cambio, William, cuya profunda voz tenía cierto tono de autoridad, siempre expresaba sus opiniones sentado. Cuanto más intensa se tornaba su rivalidad, mayores se hacían sus esfuerzos por eclipsarse mutuamente. Hacia el final de su primer año de universidad, ambos sehallaban muy por delante de sus compañeros de curso, mientras que ellos dos se mantenían increíblemente igualados. Simon Jakes dijo al profesor de estudios anglosajones de Merton que nunca había tenido en el mismo año un par de estudiantes tan notables, y que no tardarían en ser los más relevantes de la universidad.
Durante las vacaciones de verano, ambos trabajaron a un ritmo realmente agotador,imaginándose siempre que el otro estaba haciendo un poco más. Siempre tragaron íntegros a Blake, Wordsworth, Coleridge, Shelley, Byron y Keats, el único, este último, que se llevaban a la cama. Cuando regresaron a la universidad para empezar el segundo año, descubrieron que la ausencia había hecho sus corazones todavía más hostiles, y el hecho de que ambos obtuvieran un sobresaliente por sus ensayossobre el Beowulf no contribuyó precisamente a ablandarlos. Una noche, durante la cena, Simon Jakes dijo a sus compañeros de mesa del New College que si Philippa Jameson hubiera nacido hombre, habría terminado a tortazo con su rival.
—¿Por qué no los separa? —preguntó el decano.
—Vaya... ¿Para doblar el peso de mi trabajo? —exclamó Jakes—. Ahora no paran de enseñarse el uno al otro. Yo sólo actúo deárbitro.
De vez en cuando los adversarios buscaban que se pronunciara sobre cuál de ellos aventajaba al otro, y ambos estaban tan seguros de ser el discípulo preferido que pedían la opinión del profesor en presencia de su contrincante. Jakes era demasiado prudente para dejarse sonsacar; en vez de darles su parecer, les recordaba que eran los examinadores quienes tenían que decir la última palabra.Entonces empezaron a llamarse uno a otro, al alcance del oído contrario «aquella tonta» y «aquel presuntuoso». Hacia el final de su segundo año, les era casi imposible permanecer juntos en la misma estancia.
Llegaron de nuevo las vacaciones de verano, durante las cuales se despertó en William un interés pasajero por Al Jolson y por una muchacha llamada Ruby, mientras Philippa flirteaba con elcharlestón y con un teniente naval de Darmouth. Pero cuando empezaron de nuevo las clases, terminaron aquellos interludios y pronto los olvidaron por completo.
Al comienzo de su tercer año ambos, aconsejados por Simon Jakes, tomaron parte en el premio shakespeariano Charles Oldham junto con todos los demás estudiantes del curso que tenían alguna probabilidad de ganarlo. El premio Charles...