amor y erotismo
Juan Bautista Ritvo
“Amor y erotismo”
“Tu corazón no puedes darme a diario;
si eres capaz, es que nunca lo diste.
Un amoroso enigma: aunque el corazón parta
conserva su lugar, y al perderlo, lo salvas.”
John Donne, Infinitud de los amantes
Los términos del título son sin duda sinónimos, pero la sabiduría espontánea del uso no los confunde. Un amor puede sertierno y alejado de cualquier encarnación; si hablamos de erotismo, hablamos inequívocamente del malentendido de la carne.
En Introducción al narcisismo, Freud postuló dos variantes, el amor de tipo específicamente narcisista según el modelo del yo ideal articulado desde el ideal del yo, y el amor denominado de apuntalamiento, sea por la madre nutricia o sea por el padre protector.
En realidad,la discriminación freudiana, junta el agua con el aceite y deberíamos conservar el amor narcisista sólo en la primera de las vertientes. El padre protector apenas vela el fantasma del padre de la horda y la llamada madre nutricia es un vampiro a su turno vampirizado por su presunta víctima.
Mayor interés presentan algunas observaciones de Freud que aparecen, por ejemplo, en Psicología de las masasy en El Yo y el Ello. En la primera obra vincula el amor con el hipnotismo y a su suplemento de parálisis producido por la dependencia de alguien frente a un poder que lo sume en el desamparo. Freud, con un sentido de los problemas que los discípulos no poseen, se encarga de afirmar que hay algo “místico” en la hipnosis y que en el fondo sigue siendo incomprendida. Aún hoy, aclaremos…
La otra,formulada en la segunda obra citada, remite el amor a la ambivalencia de la identificación y especialmente a la fase oral canibalística: el objeto amado se incorpora mediante su destrucción. (Por algo se habla de “amores devoradores”)
Ambas observaciones pueden llevarnos muy lejos.
¿Podemos decir algo en general del amor que no sea vacío?
“Andrés el Capellán, teórico del amor cortés y losmédicos de su tiempo convienen en una cosa: el amor es un afecto violento que reclama un vigoroso tratamiento. Producido por una mujer, a menudo no sabido por ella, este afecto penetra en el amante por los sentidos, en particular por la mirada y se aloja en su corazón. Desde allí gana el cerebro y los testículos, que forman con el corazón las tres sedes del amor en el hombre.” [1]
Visión, cerebro,testículos: hay en esta progresión –que obviamente tiene su eje en el varón‒, expresada en el lenguaje del amor medieval, particularmente de la lírica provenzal y del ciclo de Bretaña, un pasaje incesante de la imagen del cuerpo al cuerpo de la imagen. O, para decirlo de otro modo, de la imagen narcisista –que aspira a la totalidad, a la bella totalidad–, a la imagen fantasmática, parcial, zigzagueante,vertiginosa; sitio por excelencia de lo que llamamos goce, irritabilidad sin medida y a la vez medida que aparece cuando la tensión disminuye hacia la pendiente letal.
Los surrealistas y en particular Aragon y Bretón llamaron “amor loco” a un amor producto del azar, encuentro a la vez fausto e infausto, que une el vértigo y el estrago, y que, como lo dice en ciertos versos Bretón “adora tusombra venenosa, tu sombra mortal”.
L’Amour fou, de Bretón, describe, antes del encuentro amoroso propiamente dicho con una mujer, una visita de él y de Giacometti al mercado de pulgas donde ambos hallan un objeto extraño y misterioso que viene a colmar una falta.
Esta teoría del amor loco, ajena a las banalidades y torpezas que se le atribuyen, debería tomarse en serio, como lo hizo Lacan[2].
Lafrase final de Nadja de Bretón “La belleza será convulsiva o no será”, es algo más que un eslogan pasado de moda o un poco ñoño. La convulsión –hecha de contracciones y de distensiones, movimientos contrarios y violentos– refleja el carácter siempre contradictorio del amor parcial a un objeto, a través de una imagen pero en definitiva más allá de ella, hacia la intimidad de los cuerpos, que...
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