amor
Este relato policíaco degenerado en tablado de marionetas macabras es, en realidad, el borrador de una novela titulada también La República del Vino, a cuyo vacilante proceso de escritura asistimos gracias al intercambio epistolar entre su autor, Mo Yan, y un rendido admirador yaprendiz de escritor. El aprendiz adjunta en cada una de sus cartas un relato ambientado en su tierra natal, la Tierra del vino y los licores, con la esperanza de que el consagrado Mo Yan le ayude a publicar en la revista Literatura para ciudadanos. Mo Yan, al mismo tiempo que da amables largas al joven, se apropia de sus relatos y los convierte en el hilo argumental de La República del Vino. Tresson, pues, los ejes que vertebran la obra: una fantasmagoría policíaca semiplagiada; la correspondencia entre un escritor consagrado y un escritor novel; y los relatos, ocho en total, escritos por este último.Todos ellos convergen cuando el propio Mo Yan viaja a la Tierra del vino y los licores en el último capítulo de la novela; un Mo Yan desdoblado que, por una parte es el narrador homodiegéticodel banquete que cierra la farsa; por otra, es un personaje más con el que su homónimo narrador se ensaña hasta hacerle terminar de la misma y patética manera que el inspector Ding Gou’er: por los suelos y con un coma etílico rematado con un homenaje tabernario al monólogo final de Molly Bloom en el Ulises.
Aunque Mo Yan ha frecuentado la sátira y ha explorado las costumbres atávicas, a menudobrutales, de la China rural en muchas de sus novelas, el sarcasmo, la truculencia, la bilis que salpica las páginas de La República del Vino, no tienen parangón en toda su obra. Publicada en español por la editorial Kailas a finales del 2010 y traducida -sospecho que con prisa- no del chino, sino de la versión inglesa de Howard Goldblatt (Arcade Publishing, 2000), La República del Vino, enchinoJiuguo 酒国, literalmente El país del alcohol, es quizá el fruto amargo de una serie de circunstancias que no convendría obviar. En una conversación con Noël Dutrait, traductor de la novela al francés, Mo Yan revelaba lo siguiente:
Comencé a escribir La República del Vino en julio de 1989. Estaba enfermo, tenía hemorroides y me vi obligado a escribirla en cuclillas. Nadie ignora lo que ocurrió enChina en aquellos días...
Si alguien no recuerda lo que pasó en China pocos días antes de que Mo Yan comenzara a escribir en Pekín su sátira más descarnada, estas imágenes le refrescarán la memoria. Mo Yan, recordemos, no es un disidente. Vive en Pekín, es miembro del Partido Comunista, ha formado parte del ejército durante casi toda su vida y en las entrevistas que concede a los medios...
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