Amor
Pero Cuco puso la boca apucherada, como para llorar hasta mañana y entre puchero y gemido decía —que soy un hombre—.Gurdelia , el tris-tras por las metáforas, harta ya de la histeria y la historia le dijo que estaba bien, que le daría del amor.
Bien por dentro empezó a dibujaruna idea.
—Venga acá… a mi falda.
Cuco estrenó una sonrisa de demonio junior.
—Cierre lo ojito.
—Pai decía que en la cama, doñita.
—La cama vienedespué.
Cuco, tembloroso, fue a acurrucarse por la cama de la Gurdelia. Ésta se estaba quieta pero el vientre volvió a darle otro salto magnífico. CuandoGurdelia sintió la canción reventándole por la garganta, Cuco dijo —oiga, oiga—. Pero el sillón que se mecía y a la luz que era mediana y el vaivén del que no tienevaca no bebe leche empezaron a remolcarlo hasta la zona rotunda del sueño. Gurdelia lo cambió a la cama y allí lo dejó un buen rato. Al despertar, como sincreerlo, como si se hubiese vuelto loco, Cuco, preguntó bajito:
—¿Ya, doñita?
Ella, como sin creerlo, como si se hubiese vuelto loca, le contestó, más bajitoaún:
—Ya, Cuco.
Cuco salió corriendo diciendo —devino, devino—. Gurdelia, al verlo ir, sintió el vaivén del que no tiene vaca no bebe leche levantándole unaparcela de la barriga. Esa noche apagó temprano. Y un viejo borracho se cansó de tocar.
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Este cuento forma parte del cuarto volumen deSólo cuento editado por la Dirección de Literatura de la UNAM, que ganó el reconocimiento como el mejor libro de ficción otorgado por la CANIEM, en 2012.
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