Análisis literario del cuento: Lo increíble de Andersen
PROFESORAS: MGTER CELIA ALEJANDRA CHAAB Y PROF. MARÍA SILVINA DEL PÓPOLO
ALUMNA: CLAUDIA CAROLINA SALINAS
Lo más increíble
[Cuento infantil. Texto completo]
Hans Christian Andersen
Quien fuese capaz de hacer lo más increíble, se casaría con la hija del Rey y se convertiría en dueño de la mitad del reino.
Los jóvenes -y también los viejos- pusieron a contribucióntoda su inteligencia, sus nervios y sus músculos. Dos se hartaron hasta reventar, y uno se mató a fuerza de beber, y lo hicieron para realizar lo que a su entender era más increíble, sólo que no era aquél el modo de ganar el premio. Los golfillos callejeros se dedicaron a escupirse sobre la propia espalda, lo cual consideraban el colmo de lo increíble.
Se señaló un día para que cada cual demostraselo que era capaz de hacer y que, a su juicio, fuera lo más increíble. Se designaron como jueces, desde niños de tres años hasta cincuentones maduros. Hubo un verdadero desfile de cosas increíbles, pero el mundo estuvo pronto de acuerdo en que lo más increíble era un reloj, tan ingenioso por dentro como por fuera. A cada campanada salían figuras vivas que indicaban lo que el reloj acababa de tocar;en total fueron doce escenas, con figuras movibles, cantos y discursos.
-¡Esto es lo más increíble! -exclamó la gente.
El reloj dio la una y apareció Moisés en la montaña, escribiendo el primer mandamiento en las Tablas de la Ley: «Hay un solo Dios verdadero».
Al dar las dos se vio el Paraíso terrenal, donde se encontraron Adán y Eva, felices a pesar de no disponer de armario ropero; por otraparte, no lo necesitaban.
Cuando sonaron las tres, salieron los tres Reyes Magos, uno de ellos negro como el carbón; ¡qué remedio! El sol lo había ennegrecido. Llevaban incienso y cosas preciosas.
A las cuatro se presentaron las estaciones: la Primavera, con el cuclillo posado en una tierna rama de haya; el Verano, con un saltamontes sobre una espiga madura; el Otoño, con un nido de cigüeñasabandonado -pues el ave se había marchado ya-, y el Invierno, con una vieja corneja que sabía contar historias y antiguos recuerdos junto al fuego.
Dieron las cinco y comparecieron los cinco sentidos: la Vista, en figura de óptico; el Oído, en la de calderero; el Olfato vendía violetas y aspérulas; el Gusto estaba representado por un cocinero, y el Tacto, por un sepulturero con un crespón fúnebreque le llegaba a los talones.
El reloj dio las seis, y apareció un jugador que echó los dados; al volver hacia arriba la parte superior, salió el número seis.
Vinieron luego los siete días de la semana o los siete pecados capitales; los espectadores no pudieron ponerse de acuerdo sobre lo que eran en realidad; sea como fuere, tienen mucho de común y no es muy fácil separarlos.
A continuación, uncoro de monjes cantó la misa de ocho.
Con las nueve llegaron las nueve Musas; una de ellas trabajaba en Astronomía; otra, en el Archivo histórico; las restantes se dedicaban al teatro.
A las diez salió nuevamente Moisés con las tablas; contenían los mandamientos de Dios, y eran diez.
Volvieron a sonar campanadas y salieron, saltando y brincando, unos niños y niñas que jugaban y cantaban:«¡Ahora, niños, a escuchar; las once acaban de dar!».
Y al dar las doce salió el vigilante, con su capucha, y con la estrella matutina, cantando su vieja tonadilla:
¡Era medianoche, cuando nació el Salvador!
Y mientras cantaba brotaron rosas, que luego resultaron cabezas de angelillos con alas, que tenían todos los colores del iris.
Resultó un espectáculo tan hermoso para los ojos como para los oídos.Aquel reloj era una obra de arte incomparable, lo más increíble que pudiera imaginarse, decía la gente.
El autor era un joven de excelente corazón, alegre como un niño, un amigo bueno y leal, y abnegado con sus humildes padres. Se merecía la princesa y la mitad del reino.
Llegó el día de la decisión; toda la ciudad estaba engalanada, y la princesa ocupaba el trono, al que habían puesto crin...
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