Aníbal

Páginas: 10 (2383 palabras) Publicado: 16 de febrero de 2011
Amanece. Es primavera. Sin embargo un día invernal se avecina para las tropas cartaginesas, reunidas y acantonadas en torno a Capua. Han pasado ya dos años de la partida desde Cartagena. Dos años de guerra y esperanza. De muerte y gloria. Pero, si le preguntásemos a los soldados, a los hombres que siguen a Aníbal, cuanto tiempo ha transcurrido, nos dirían que ha pasado mas tiempo. Décadas. Por lalarga y tormentosa travesía vivida. Y por eso sueñan con poner fin a la guerra, una guerra que traerá la luz a Cartago o someterá a su amada ciudad al implacable odio romano.
En el campamento, cartagineses y aliados, vuelven su mirada hacia el cielo. Negras nubes anuncian truenos y relámpagos. Pero su mente se vuelve al Norte, hacia la inconmensurable y odiada Roma, la ciudadenemiga que, aunque sus ejércitos hayan sido vencidos, aun existe indemne y orgullosa. Desafiante incluso. Resguardada por sus piedras y murallas.
Empieza a llover. Día sin luz, una vez más. El agua cae, estéril, debilitando y entumeciendo un poco los cuerpos de los aguerridos soldados Más no su voluntad. Sin embargo en las mentes de algunos surge la siguiente interrogante: “¿Podremosentrar alguna vez en Roma?” He aquí la gran duda que atormenta algunos de aquellos viriles corazones, y que por momentos enfría sus bélicos ánimos. Pero, como inmediata respuesta al momento de duda, surge, en el fondo de sus almas, el fuego procedente del amor a su patria natal. Y también por el cuantioso botín que esperan conseguir por la actuación de sus brazos en batalla. Pero por sobre todo,por el amor que sienten por su líder.
El agua arrecia. Los hombres se envuelven más en sus capas. El frío seco ha dejado lugar a un viento húmedo y mortal. "¿Cuándo terminará la guerra?", piensan, mientras miran hacia el cuerpo principal del campamento, hacia la tienda de Mando. Allí, Aníbal y los grandes capitanes, deliberan desde el amanecer.

- Con estos nuevos refuerzos,-dice Aníbal a todos los presentes- todo está preparado para realizar una nueva batalla para aniquilar lo que queda del orgullo romano. Espero que sea la última. Pues no tengo más refuerzos para suplir las bajas experimentadas por mi ejército. Por eso creo que tras esta batalla no habrá más lucha, pues ya no pienso prolongar esta situación. Si la próxima contienda es ganada, Roma caerá al fin, perosi la perdemos, no habrá lugar en todas estas tierras donde podamos reorganizarnos.
Alrededor del fuego central, sentados en la mesa circular, todos los presentes, los grandes capitanes, guardan silencio sopesando las palabras. Los que mas tiempo llevaban con Aníbal, comprendían cual era su preocupación principal: la falta de soldados. Y no de cualquier clase. Aníbal buscaba militaresde elite, disciplinados y capaces de realizar maniobras sorprendentes. Nadie más que el gran General cartaginés, el grandioso estratega, estaba tan dolorosamente consciente de su necesidad.
El silencio de la tienda fue roto por el guardia que custodiaba el acceso: “General, tal como lo predijo, acaba de llegar la embajada de Macedonia. Hay un hombre que desea hablar con usted”.
- Hazle pasar-dijo Aníbal, mientras despedía a sus capitanes. Una vez que todos se fueron, le pidió al guardia que no dejase entrar a nadie, durante tres horas. Este, de forma inmediata, impartió instrucciones a sus hombres, repitiendo las ordenes del General, mientras se dirigía a su puesto. “¡Tres horas!”- pensó el guardia- “Aníbal espera demasiado de ese Reino…mas yo no confío mucho en esos seudo griegos. No medespiertan mucha simpatía.”
En la tienda, ya no queda más que el mensajero de Filipo V y Aníbal. Este ultimo, espera una larga y tediosa reunión de negocios conducentes a la firma de un Tratado, que entre otras cosas, le otorgaría magníficos soldados.
- ¿Puedo calentar mis ropas mojadas cerca de la hoguera?- pregunta, rompiendo el silencio, el griego. Aníbal, hace un gesto de...
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