An Cdota

Creo que el momento que pase más vergüenza en mi vida (¿QUIÉN HABLA?) fue un día que iba a la Plaza del Soldado Argentino de la ciudad de Santa Fe con mi familia integrada por mis padres y mis doshermanas, con tan solo cinco años de edad, para pasear y divertirnos un rato en los juegos. También, para conocer y saber sobre el cañón de guerra que se encuentra allí.
A pocas horas, mi papá seacercaba hacia nosotras y nos decía que esta arma fue de ayuda para los soldados de la Guerra de Malvinas. Sin prestar atención a lo que nos contaba él, mis allegadas y yo corríamos sin parar alrededordel cañón como si no nos importara nada, “típica travesura de niños”.
Cuando, de repente, me golpeé y caí sobre este, al no ver lo que tenía delante de mí, me quedé de rodillas en medio de la salidade escape de fuego del obús. La gente pasaba a mí alrededor mirándome extrañada, y yo no me podía levantar sola del dolor que tenía, y mis hermanas se retorcían de la risa de verme allí de rodillas ycon unos lagrimones.



Yo, una joven llamada Estefanía, cuando tenía cinco años de edad mis padres nos habían llevado a mis dos hermanas y a mí a la Plaza del Soldado Argentino de la ciudad deSanta Fe para pasear y divertirnos un rato en los juegos. Recuerdo que ese mismo día mi papá Claudio me dijo que debía escuchar lo que tenía para decirme sobre el cañón de guerra que se encuentra allípero yo desobediente no presté atención y tropecé cerca del obús.
Unos minutos después de la llegada tan esperada y recorrida en auto por largas cuadras que en la mayoría había que frenar por tantossemáforos en rojo. Esto, hacía que se haga más largo el trayecto en el vehículo y me afligió tanto porque deseaba estar ahí pesé a los golpes que sufrí.
Al arribar a la Plaza, lo primero que hicefue correr rápidamente hacia los juegos pero en ese momento, Claudio me frenaba y se acercaba hacia mí para decirme que lo primero es conocer sobre la arma de fuego que fue de ayuda para los soldados...