Ana Frank

L’e Prostitute
El tiempo se acaba. Tal vez sólo queden horas. Horas que decidí usar para plasmar en papel, toda mi historia. Esa historia que llevo conmigo en mis espaldas hace ya muchos años. Pesada, cargada de encuentros y desencuentros. Repleta de aciertos y de errores. Una historia que creo no es única y que arrastro a miles de mujeres como yo, a decidir terminar con su vida.
Hoy, porfin, decido reflejar en palabras lo que viví. Lo que observé aquellos días, lo que sentí en mi corazón por tanto tiempo. Todo aquello que mi cabeza aún no logró procesar ni tampoco superar. Todo aquello que mi alrededor ahora no entiende, o en varias ocasiones, ni siquiera cree. Ya es hora de que las palabras salgan de mi boca sin miedo al que dirán. De que el mundo sepa, lo maltratadas que fuimosalgunas mujeres en esa época. Mujeres que hoy en día son despreciadas y utilizadas de la forma más cruel. Niñas, adolescentes, madres, MUJERES.
Esta no es solamente mi historia. Es también la de todas mis compañeras y las personas que nos lastimaron. Esas mujeres que comenzaron siendo desconocidas, y terminaron siendo mis fieles amigas. De todas esas personas que hicieron que hoy, 15 de agosto de1950, tenga que estar escribiendo mis últimas memorias. Memorias que acompañarán a mi hija, en toda su existencia. Para que alguna vez, alguien pueda salvar a todas esas mujeres que se encuentran en peligro. Para que las ayuden, a ellas, a quienes llaman, PROSTITUTAS.
Mi nombre es Lena Bahr. Nací el 8 de febrero de 1915. Hija de padres alemanes. Vivíamos en la ciudad de Varsovia. Éramos unafamilia de clase baja, con pocos recursos. Teníamos una pequeña casa, precaria, en donde habitábamos mi madre, mi padre, mi hermano mayor, y yo. Contaba con ese toque alemán, pero a la vez tenía algunos objetos modernos, que la hacían única y sumamente acogedora. Había dos cuartos, un baño, una pequeña cocina, y el comedor.
Éramos una familia tranquila, trabajadora. Pero como toda familia teníamosalgunos conflictos, que en algunas ocasiones terminaban en grandes discusiones. Mis padres no tenían una buena relación. Mi padre, Frank, era un hombre ya grande que trabajaba la gran parte del día. Su trabajo no era bueno, y eso hacía que su vuelta a casa fuera trágica. Nunca le pagaban a tiempo y las condiciones de trabajo eran nefastas. Pero ese poco dinero era lo que generaba que todos los díashaya un plato de comida sobre la mesa. Mi madre, Ángela, era una mujer especial. Una gran ama de casa que siempre se preocupaba por nosotros. Pero a la vez, era reservada y estricta. Era poco lo que compartíamos. Luego estaba mi hermano Christopher. Él era cinco años mayor que yo. Llevaba una vida enloquecedora. Pasaba la mayor parte del tiempo fuera de la casa. Estudiaba, trabajaba, y estabamucho con su novia. Por último me encontraba yo, la pequeña mujer de la familia. Mi padre me cuidaba mucho y solía sobreprotegerme siempre. Yo estudiaba por la mañana, y pasaba la mayor parte de la tarde vendiendo libros y demás cosas por la calle.
La vida en Alemania no era sencilla. Estábamos en el año 1935. Año en el cual Hitler ya había tomado el control total, luego de haber sido ya canciller.Sus planes ya estaban siendo puestos en marcha. La represión en las calles había comenzado. Los judíos ya estaban siendo maltratados. Pero aún nada se sabía. Nada estaba dicho. Cualquier cosa podía suceder. Nosotros vivíamos el día a día. Esperando que todo esto, que parecía una pesadilla, terminara. Pero lo que no sabíamos, era que lo peor todavía estaba por ocurrir.
A pesar de todo,llevábamos una vida bastante ordenada. Una rutina que cumplíamos la mayoría de los días. Por las mañanas desayunábamos los cuatro juntos. Mi padre partía hacia su trabajo, y mi hermano y yo, hacia nuestros estudios. Generalmente iba en bicicleta ya que me ayudaba a despejar la mente, y además era un medio bastante rápido para llegar a tiempo. Luego de estudiar, iba hacia mi trabajo. Recorría las calles...