Ana Frank
habitación de Ámsterdam, oculta junto a su familia y otros judíos escapando de los nazis, durante el transcurso de la segunda guerra mundial. La convivencia durante casi tresaños (12/6/42 al 4/8/44) de ocho personas en iguales condiciones y en un espacio muy reducido, hicieron que surjan todo tipo de situaciones, enriquecidos por la mirada prístina y vivaz de laadolescente Ana.
Claustrofóbica, casi sin exteriores y usando solo un par de decorados, a pesar de las dos horas y media de duración la narración es ágil, usando con inteligencia y mesura la voz en off yevitando en todo momento el melodrama, como en el final donde se produce la detención de las personas, dando clase de poesía y buen gusto.
A pesar de ser realizada casi quince años después que lapublicación del libro, es menos explícita que aquél en lo referente a la sexualidad de la protagonista, prácticamente inexistente en el film más allá de una insinuación o un beso, aunque convengamos que ellibro tampoco es muy audaz para estos tiempos, peor mucho para la época.
Otros puntos altos son en primer término, la excelente fotografía de William C. Mellor, en un intenso blanco y negro y bellojuego de contrastes, visible hasta en las fotos que acompañan el texto. La música de Alfred Newman, sobrecargada sí, pero usada en pequeñas dosis.
Las actuaciones son también buenas y parejas,destacándose Joseph Schildkraut como el padre de Ana, la propia Ana (Millie Perkins) y la reconocible Shelley Winters como la señora Van Daan, personaje que parece desembocar, por su interpretación ycaracterísticas, en la madre de Lolita de Stanley Kubrick.
El diario de Ana Frank produce el mismo sentimiento de desarraigo, resignación y tensión que otras películas que tratan el mismo tema,donde se muestran los campos de concentración, ubicada sin desentonar -quizás menos espectacular pero no menos sentida- que los mejores exponentes contemporáneos del género: El Pianista de Roman...
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