Ana La De Tejas Verdes

Páginas: 377 (94160 palabras) Publicado: 12 de marzo de 2015
ANA, LA DE TEJAS VERDES
L. M. MONTGOMERY
1º Serie Anne de las Tejas Verdes

CAPÍTULO UNO
La señora Rachel Lynde se lleva una sorpresa
La señora Rachel Lynde vivía donde el camino real de Avonlea baja a un pequeño valle orlado de
alisos y zarcillos, y cruzado por un arroyo que nace en los bosques de la vieja posesión de los
Cuthbert. El arroyo tenía reputación de ser torrencial e intrincado en sucurso superior, entre los
bosques, con secretos y oscuros remansos y cascadas; pero al llegar al Lynde's Hollow era una pequeña comente, tranquila y bien educada, pues ni siquiera un arroyo podría pasar frente a la puerta de la
señora Rachel Lynde sin el debido respeto por la decencia y el decoro. Probablemente se daba cuenta
de que la señora Rachel estaría sentada junto a su ventana, observandocon ojo avizor a todo el que
pasaba, de arroyos y niños arriba, y si llegaba a reparar en algo extraño o fuera de lugar, no
descansaría hasta descubrir el cómo y el porqué.
Existe mucha gente, tanto en Avonlea como fuera de allí, que puede meterse en la vida de los demás
a costa del descuido de la propia. Pero la señora Rachel Lynde era una de esas personas mañosas
que son capaces de vigilar alunísono los asuntos propios y los ajenos. Ama de casa notable, su
trabajo estaba siempre hecho y bien; «dirigía» el Círculo de Costura, ayudaba en la Escuela
Dominical y era el más fuerte puntal de la Sociedad de Ayuda de la Iglesia y de Auxilio a las
Misiones en el Exterior. Y a pesar de todo eso, la señora Rachel hallaba tiempo abundante para
sentarse horas enteras junto a la ventana de su cocina,tejiendo colchas de «algodón retorcido» —
había tejido quince, como se sentían inclinadas a decir las amas de casa de Avonlea en voz
reverente—, sin perder de vista el camino real que cruzaba el vallecito y subía la empinada colina
roja. Debido a que Avonlea ocupaba una pequeña península triangular que entraba en el golfo de
St. Lawrence, con agua a ambos lados, todo el que entraba o salía de allídebía tomar el camino de la
colina y así pasar bajo el ojo atento de la señora Rachel.
Allí estaba sentada una tarde de principios de junio. El sol entraba, cálido y brillante, por la
ventana; en el huerto de la cuesta, una zumbante nube de abejas cubría los capullos blancos y rojos.
Thomas Lynde —un dócil hombrecillo a quien los habitantes de Avonlea llamaban «el marido de
Rachel Lynde»—plantaba las semillas de nabo tardío en los campos situados más allá del establo y
Matthew Cuthbert debía haber estado plantando las suyas en el gran campo rojo del arroyo, cerca de
«Tejas Verdes». La señora Rachel lo sabía porque le había oído decir a Peter Morrison la noche
anterior, en la tienda de William J. Blair, que pensaba sembrar sus semillas de nabo durante la tarde
siguiente. Peter se lo habíapreguntado, desde luego, pues no había noticias de que Matthew Cuthbert
hubiese dado en su vida, voluntariamente, información alguna.
Sin embargo, allí iba Matthew Cuthbert, a las tres y media de la tarde de un día laborable, cruzando
plácidamente el pequeño valle en su carricoche y subiendo la colina; más aún, vestía sus mejores ropas
y cuello blanco, lo cual quería decir que iba fuera deAvonlea; y guiaba la calesa, con la yegua alazana, lo
que significaba que recorrería una distancia considerable. Ahora bien, ¿adonde iba Matthew Cuthbert y
para qué iba?
De haberse tratado de otro hombre de Avonlea, la señora Rachel, atando cabos diestramente, podría haber
contestado ambas preguntas con bastante acierto. Pero Matthew salía tan raramente del lugar, que debía
ser algo apremiante y pococomún lo que le llevaba; era el hombre más tímido de la creación y odiaba tener que ir donde hubiera extraños o tuviera que hablar. Matthew, con cuello blanco y en calesa, era algo
que no se veía a menudo. La señora Rachel, por más que reflexionara, nada pudo sacar en limpio, lo que
malogró su diversión de aquella tarde.
—Iré hasta «Tejas Verdes» después del té y sabré por Marilla adonde ha ido y...
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