Ana La Pelota Humana
Cuando ninguno de nosotros se esperaba, Demetrio el de los puñales dijo que sí, que
había que castigar a la enanita.
A Julio y a mí, que hacíamos los malabares en la bicicleta de una rueda, nos dió mucha
pena, porque la enana se pasaba todo el tiempo en nuestro camerino lleno de esteras y
papeles viejos, sacándole lustre a las botas, al eje de la bicicleta (que Juliosolamente la
llamaba cleta porque, en realidad, no tenía nada de bici) a los radios de la llantita, al freno
del manubrio, al cabezote del centro, y daba un poco de gusto mirarla con ese cuerpo
deforme, ese tronco de piedra irregular, esas piernas que parecían ramas de betibé, esos
dedos atrofiados que nunca salieron del todo, ese caminar estilo títere, con un paso suelto
y otro solemne, dándolea mis botas, a las de Julio con un trapo que le había regalado Marisol, la gorda más
gorda del mundo, vieja de mala entraña que atendía el gallinero del circo y se comía veinte y cinco huevos
diarios con cáscara y todo, por lo del calcio, según decía cuando podía hablar.
A la enanita la habíamos robado en el último viaje a Esmeraldas. Aunque no creo que lo más apropiado sea
decir esto, porquese roba algo cuando ese algo hace falta a alguien, digo yo, pero ella no pertenecía a nadie,
estaba sola y desgualingada en el mundo. La encontró Irma, la Serpiente Azul, merodeando cerca de la jaula de
Marco Porcio en busca de desperdicios. Irma la trajo de una oreja donde Demetrio Recuerdo que en ese
momento el estaba contando el dinero que había producido el día y todos a la expectativaesperando que esta
vez, nos regalara una moneda mas para celebrar la entrada a la Costa.
"Qué es esto" había dicho Demetrio tomándola por un brazo y dándole vuelta una y otra vez. "Es una niña"
contestó Irma "la encontré comiéndose los plátanos de Porcio", "Está bien, está bien" dijo Demetrio luego de
examinarla, "se quedará con nosotros, Julián y El Chino se encargarán de enseñarle alguna cosaque nos
sirva".
Las decisiones de Demetrio eran inapelables: mi espalda conocía bien sus cuchillos afilados, también las
piernas de Belinda Dientes de Oro los conocía y también el rostro de Aparicio el negro domador de caballos
tenía una cicatriz profunda que nos recordaba a cada instante la obediencia que se le debía, al fin y al cabo
comíamos por él y si alguna vez salíamos a conocer loscaminos del amor en los pueblos, era por Demetrio, por su generosidad. Sin él no éramos nadie. ¿Qué me haría yo, por ejemplo, si Demetrio me quitara la rueda, las botas, los pantalones de seda roja, la cachucha de terciopelo, ¿qué sería de Julián si Demetrio no autorizara que se escribiera su nombre en los cartelones que pintamos para poner en las esquinas más concurridas de los pueblos?, ¿qué seríade Belinda Dientes de Oro si Demetrio escondiera la soga con que se daba vueltas en el aire asida de sus dientes?, ¿qué sería de Aparicio si Demetrio vendiera los caballos o los matara para alimentar a la Gorda más Gorda del Mundo, que le escondía entre sus faldas cuando venían los municipales a cobrar los impuestos?, ¿qué sería de la pobre Conchita Espinal si a Demetrio le diera por ensartar suscuchillos filudos en el vientre en lugar de hacerlo a escasos centímetros de su cuerpo en la prueba central que día tras día, noche tras noche, nos quitaba la respiración a todos y, especialmente, a Juancho "el Payaso" que también hacía de tragafuegos y que en Potosí, luego de una penosa enfermedad por efecto del querosene, pudo hablar un poco para decir: "Conchita vos, Conchita para mí vos" y queluego se le apagó nuevamente el habla como una tea más. Sí, Demetrio era todo para nosotros, no teníamos a nadie más en el mundo, igual que la enana, a quien le fabriqué un nombre antes de enseñarle a darse trampolines, a convertirse en nudo, a caminar con las manos, y le dije - luego de consultar con Julio- te llamarás: Ana La Pelota Humana y a ella se le pusieron los ojos como se me ponen a...
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