ana la ratona glotona
Cuando la familia volvió de vacaciones y entró por la puerta de casa, Pedrito gritó a todo pulmón mientras intentaba agarrar alguno entre sus manos:
- ¡Qué bonito,tenemos hamsters en casa!
- ¡Ni se te ocurra coger uno!- le gritó su madre con los ojos desorbitados y los pelos en punta al mismo tiempo que su cara ponía una mueca de asco y repulsión al ver a todosaquellos ratones moviéndose alegremente de un lado a otro.
Sí, los ratones se habían hecho los amos del lugar durante el tiempo que la casa estuvo vacía. Salían a trotar al campo en los días de sol ycuando llovía se refugiaban en el hogar y las parejas de ratones enamorados suspiraban frente a los ventanales viendo resbalar las gotas sobre los cristales. Las paredes eran un cúmulo de puertecillas demadera que disponían de un diminuto cartel con el número y el nombre del propietario: Número 10 Casa de la ratona Antona, número 28 Casa del ratón Pérez, número 34 Casa de la ratoncita Minnie.Pronto comenzó la guerra entre la familia de humanos y los ratoncillos. Como los escobazos no daban resultado para acabar con los ratones, la familia adquirió un gato que había sido adiestrado para cazarratones. Pero entre el minino no prefería dormir y comer a cazar ratones, por lo que no tuvieron que optar por adquirir un buen número de sofisticadas trampas donde colocaron pequeños trocitos de todotipo de quesos: cheddar, gouda, emmental, queso curado de cabra, incluso finas rebanadas de pan untadas de queso natural o a las finas hierbas.
La ratoncita Antona era tan rápida como el rayo y suspatitas eran muy silenciosas. Sabía cómo llegar hasta el suculento queso y no caer atrapada. Día tras día los humanos se afanaban en colocar los trocitos de queso. Cada día más grandes. Cada día conun ingrediente nuevo para que picaran y cayeran en las trampas: queso con membrillo, queso con una capa de mermelada de melocotón, queso relleno de nueces, queso coronado de uvas blancas, queso...
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