ANA LISIS LIBRO
Posted on June 22, 2011 by gabrielaberrido
COMENTARIO en EL ELOGIO DE LAS SOMBRAS de JUNICHIRO TANIZAKI
"Lo bello no es una sustancia en sí, sino un juego de claroscuros producido por la yuxtaposición de las diferentes sustancias que va formando el juego sutil de las modulaciones de la sombra”.
“El Elogio de la Sombra” deJunichiro Tanizaki (1886-1965) es una reflexión sobre el papel de la sombra en la arquitectura japonesa. Pero es algo más. La penumbra, la opacidad, el espacio vacío, la pátina que el tiempo acumula en los objetos -temas que Tanizaki toca a lo largo de su ensayo- expresan más que una preferencia estética un ejercicio de admiración hacia una forma de construir y de aproximarse al mundo de una tradición queel escritor teme en extinción.
Tanizaki a lo largo de las páginas recorre, extraña, pero sobre todo registra más que escenas, una posibilidad de sentido, para quien a más de setenta años de su publicación, recorre las páginas del libro.
La sombra como posibilidad
El antiguo filósofo taoísta Lo tse señalaba que la verdadera belleza de una habitación residía en el espacio vacío delimitado porel techo y las paredes, en lugar de depender del techo y las paredes en sí. La idea se desprendía de un ideal estético que aspiraba al vacío, en el que la verdadera belleza no podía aparecer en el mundo material si éste no se despojaba de casi todo. Era tarea de la mente, de la imaginación de quien ponía un pie entre esas paredes, completar el cuadro (2) .
La filosofía de Lao tse, que tomó granimportancia en Japón a través del budismo zen, se materializa en la casa japonesa que evita la decoración en beneficio de la desnudez y la contención.
Tanizaki señala cómo “los occidentales se asombran de la sencillez de las habitaciones japonesas, no viendo en ellas más que paredes cenicientas desprovistas de adornos. La reacción es comprensible pero revela la incapacidad de comprender elmisterio de las sombras”.
La oscuridad aparece así como una necesidad para esta extraña belleza. “Un cofre, una bandeja de mesa baja, un anaquel de laca decorado con oro molido, pueden parecer llamativos, chillones, incluso vulgares, pero hagamos el siguiente experimento: dejemos el espacio que los rodea en una completa oscuridad, luego sustituyamos la luz eléctrica por una única lámpara de aceite o unavela y veremos inmediatamente que esos llamativos objetos cobran profundidad, sobriedad y densidad… e incitan al hombre a la ensoñación”.
Es la sombra la que da la posibilidad a ese mundo de ensueños y de “incierta claridad” en la que Tanizaki parece encontrarse con el mundo inmaterial del que hablaba Lao Tse. Es en esta especie de duermevela en la que los objetos pierden su contorno dejandoespacio para que nos aproximemos a ellos de una manera lenta, gradual, casi táctil. Por un minuto es esta sombra, que borra los límites exactos, la que nos permite respirar a un mismo ritmo con los objetos y llenarlos de sentido. Se trata aquí de un espacio borroso, pero poblado de presencias.
El paso del tiempo
“No es que tengamos ninguna prevención a priori contra todo lo que reluce, pero siemprehemos preferido los reflejos profundos, algo velados, al brillo superficial y gélido; es decir, tanto en las piedras naturales como en las materias artificiales, ese brillo ligeramente alterado que evoca irresistiblemente los efectos del tiempo… No es menos cierto que nos gustan los colores y el lustre de un objeto manchado de grasa, de hollín o por efecto de la intemperie, o que parece estarlo, yque vivir en un edificio o entre utensilios que posean esa cualidad, curiosamente nos apacigua el corazón y nos tranquiliza los nervios”.
El escritor nos lleva a otro de los temas por los que transita a lo largo del ensayo: la huella que el uso y el tiempo deja en los objetos.
Se trata aquí de la memoria impresa en las cosas, del gesto que se repite y que por lo mismo, llena de sentido el...
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