Ana Sofi

El barquero
Cerca, muy cerca, casi que podía oler la riqueza que le aguardaba si lograba cruzar la blanca maraña que se le planteaba como un desafío aquella mañana, la neblina le hacía sentir como un insecto atrapado en una red a punto de ser devorado por su depredador. El frío calaba hasta los huesos y los comprimía de tal modo que en cualquier momento podrían terminar siendo pulverizados. Suaventura había empezado hace no más de un mes y ya se encontraba próxima a culminar. En un pueblo cercano había recibido indicaciones muy claras: debía esperar en la orilla del río minutos antes de que el sol saliera que pasara el puntual barquero. Era de los pocos que se atrevían a remontar el agua durante esta época del año. No tardo en reconocer que una sombra tomaba forma a lo lejos de suposición y se acercaba con esforzadas remadas a su posición. Lentamente la silueta adquirió forma y color. Se detuvo ante él.
- Usted debe ser Stumpy
- Sí. Su cara es nueva para mi, señor…
- Neal, Neal Johnson
- Neal ¿qué hace usted tan temprano en este lugar?
- Vera, vengo del Este, cerca al gran lago. Tengo un propósito que me puede ayudar a cumplir, si es correcto lo que me dijo el viejoO’Shea.
- El irlandés, claro. Muchos han venido por largos caminos en busca de la fortuna, que dicen, yace en el extremo de este río.
- ¿En verdad existió Roaring Camp?
- Sube, amable viajero, escucha con atención y verás como revive la historia.
Al poner una de sus piernas magulladas y esmirriadas por la travesía, sintió como el bote hacía un ademán de hundirse. Con cierta dificultad subió la otrapierna y el pesado equipaje que le acompañaba; picos, palas, una litera, dos libros de aventuras, un sombrero y un abrigo eran las pocas cosas que traía consigo. Hasta el momento no se había fijado en el rostro casi triangular del hombre que le acompañaba, que le hacía parecer realmente viejo y agotado, en especial por aquella nariz larga y de piel manchada que cubría gran parte del rostro y nodejaba que sus ojos se notasen. Su barba y cabello eran una extensión de la niebla que cubría el lugar. Al empezar a remar Stumpy, se dio cuenta que los remos eran muchísimos más gruesos que sus brazos, aunque cuando los usaba parecían una extensión de estos. Perdió de vista la orilla y cualquier certeza: no había retorno.
Neal se sentó en donde su cuerpo de casi seis pies se lo permitía.Permaneció quieto por temor a que un movimiento brusco o torpe pudiese afectar el rumbo del bote y hacerles perder. Su deseo de llegar era tan grande, que no escatimo en abrir de nuevo el mapa, revisarlo cuidadosamente y en el anverso encontrar las notas que su padre, un buscador de tesoros, había dejado en letra de difícil lectura. Un, dos, tres, cuatro, cinco y… los pasos se detuvieron al encontrarse conla voz carrasposa y tenue del viejo.
- Roaring Camp. Un grupo de hombre, sólo hombres, que en cuanto tuvieron noticia de las riquezas que en este río habían, se encaminaron como buitres rapaces sobre su presa. Poblaron ese pequeño valle.
- Sí, el metal dorado atrajo a muchas personas en busca de fortuna y una nueva vida.
- Pero muchos solo encontraron muerte. La ley del más fuerte imperaba yuna bala tenía el equivalente a mil palabras. Sin Ley ni Dios, intentaban saciar su sed de oro. Hombres de toda clase y calaña, muchos de ellos de muy dudosa procedencia iban llegando.
- ¿Ni una sola mujer?
- Sólo una: Cherokee Sal. Probablemente india por su nombre, era una mujer de arma tomar, con un ímpetu que rivalizaría con el más grande de ellos. Nadie supo de dónde vino, ni cómo llegó. Sunombre se hizo familiar para todos los hombres. Terminó por quedar embarazada, lo cual fue todo un suceso en el campamento. La aparición no era algo que ellos vieran mucho. Pero la nueva vida absorbió lo que restaba de la otra.
- ¿Cómo creció aquel niño sin la presencia de mujeres?
- Así como una loba alimentó a los hijos de Marte, aquel “jodido chico” sobrevivió gracias a la naturaleza...