Anabel

Y yacía sobre la cama, mirándome otra vez como si me pidiera auxilio. Mi corazón absorbido por el miedo miraba aquellos ojos de vidrio, de mirada fría. Y mientras mi alma se unía conmigo, nuevamentemi razón y todo lo que es lógico en la vida se volvían un montón de mentiras arrojándose al vacío. No puedo explicar la sensación de terror que me daba esa mirada nula, con sus ojos perfectos yazules. Esa muñeca se convertía en una pesadilla recurrente.


Anabelle… ¡Querida mía! Recuerdo el día en que mi madre te trajo hacia mí. Como si el destino estuviera encaprichado porque tu tormento seael mío también. Recuerdo lo perfectamente bella que eras, tus ojos sombríos de perfecta forma, como parecían mirarme. Y de hecho lo hacían.

Ciertamente cuando estábamos solas, mi querida, pasábamosmomentos gratos. Tu fiel silencio, tu mirada perdida, tu extraña belleza, hacían de tu compañía una razón para sentirme protegida. Querida mía, es una pena que todo cambiara cuando nos mudamos.

Nologro entender que fue lo que te sucedió, bella en tu forma, como de auxilios se transformaban tus miradas congeladas en el iris impreso. Pero ocultabas una maliciosa intención.

Nuevos aires en mi vidahicieron de tu existencia algo imposible de soportar. Ya no guardabas silencio. Ya no pertenecías al mundo de lo inmóvil. Oh, mi querida, que por tu propia voluntad conduces mensajes de agonía. ¿Acasoeres tú una pequeña niña atrapada?¿ Acaso, querida mía, sientes dolor en tu cuerpo de porcelana? ¿Tu dulce mirada es acaso un engaño tierno y cruel? ¿Qué intentas decirme hija mía?.

Vuelvo arecordar el sudor frio que sentí cuando te vi allí… lejos de donde te había dejado, y esa vez supe que no es la broma estúpida de algún compañero. Eres tú mi querida que por bondad de los ángeles te hasmovido, te has manifestado ante mi perplejidad. No sé qué debo hacer mi pequeña.

Otro día ha pasado. Anabelle, algo te sucede. Te mueves más y se escucha el eco de tu silencio rebotando por todas las...