Analisis De Gino Luque
LA PERSISTENCIA DE LA MEMORIA: IDENTIDAD, CULPA Y TESTIMONIO EN ANTÍGONA DE JOSÉ WATANABE Y EL GRUPO YUYACHKANI
GINO LUQUE
Cada comunidad, según la antropología cultural, desarrolla prácticas simbólicas que funcionan como espejos por medio de las cuales adquiere cierto grado de autoconciencia acerca de sus procesos sociales.1 Entre estas, se podría ubicar el teatro, el cual,desde esta perspectiva, constituye un espacio privilegiado para explorar los conflictos sociales desde parámetros más flexibles que los proporcionados por las disciplinas científicas y, por tanto, ofrece la posibilidad de reinterpretar las experiencias colectivas de crisis. Bajo esta premisa, la reflexión en torno a Antígona, de José Watanabe y el grupo Yuyachkani,2 permite repensar larepresentación de los años de violencia en el Perú y las maneras en que ciertos actores sociales entendieron (y, en cierta medida, aún entienden) su rol en el conflicto armado interno y en la reconstrucción de la democracia. El propósito de este artículo es, por ello, situar la propuesta de Watanabe y Yuyachkani en su contexto original de recepción para analizar cómo su lectura de la tragedia de Sófoclesinaugura maneras productivas para reflexionar sobre un problema específico vinculado a la violencia política de finales del siglo XX: la responsabilidad ética y política de los sobrevivientes. Conviene, pues, empezar reseñando los rasgos centrales de la adaptación de Watanabe. El texto, conformado por monólogos de seis personajes para ser interpretados por una sola actriz, relata la historia deAntígona, la hija de Edipo que desafía la autoridad del rey de Tebas, su tío Creonte, al dar sepultura a su hermano Polinices, caído en su asedio a la ciudad, a pesar de la prohibición, bajo pena de muerte, de enterrar el cadáver del traidor. La particularidad de esta versión radica en que es narrada desde la óptica de Ismene, la hermana sobreviviente a la catástrofe justamente por haberse mantenido, deforma voluntaria, al margen del conflicto. El autor introduce, fundamentalmente, dos cambios mayores con respecto al original griego. En primer lugar, sitúa la acción tras el enfrentamiento entre Antígona y Creonte. Así, el énfasis no reside en el choque entre el tirano y la rebelde, ni entre la ley de Estado, que intenta
1 2
Véase TURNER, Victor. «Are There Universals of Performance in Myth,Ritual, and Drama?». En Richard Schechner y Willa Appel (eds.). By Means of Performance. Intercultural Studies of Theatre and Ritual. Cambridge: Cambridge University Press, 1990, p. 8. Véase WATANABE, José. Antígona. Versión libre de la tragedia de Sófocles. Lima: Comisión de Derechos Humanos, 2000. Las citas del texto se indicarán solo con el número de página de donde se han extraído.
Revistasobre cultura, democracia y derechos humanos
MEMORIA 75
INTERSECCIONES
imponerse autoritariamente sobre ámbitos que no le competen, y la ley doméstica, que defiende su legitimidad mediante una resistencia igualmente necia y desproporcionada; sino en el recuento posterior de estos hechos desde el punto de vista de un personaje que, frente a ellos, asumió un rol pasivo. En consecuencia,la nueva acción dramática recae sobre Ismene, y tiene que ver con el remordimiento que padece por no haber ayudado a Antígona a enterrar a su hermano, aunque era una acción justa, noble y necesaria. La imposibilidad de modificar el pasado y justificarse ante los hermanos muertos la sumen en una espiral de culpas cifrada en la perversa confrontación de los rostros del pasado que la acusan por sudecisión deshonrosa: «[Antígona] En tu elevado reino / pídele a Polinices que me perdone la tarea que no hice a / tiempo / porque me acobardó el ceño y el poder, y dile / que ya tengo castigo grande: / el recordar cada día tu gesto / que me tortura / y me avergüenza» (64-65). El eje dramático, sin embargo, continúa relacionado con un ritual frustrado que, en consecuencia, ve anulado su efecto...
Regístrate para leer el documento completo.