El hecho de que la realidad no confirme la hiptesis antes apuntada depende quiz tan solo de nuestro menor conocimiento de la neurosis obsesiva. Los neurticos obsesivos graves acuden al tratamiento psicoanaltico en nmero mucho menor que los histricos. Disimulan en la vida social sus estados patolgicos mientras les es posible y slo recurren al mdico en estadios muy avanzados de su enfermedad,estadios tales como aquellos que en una tuberculosis excluyen ya el ingreso en un sanatorio. Elegimos esta comparacin porque en la neurosis obsesiva, grave o leve, pero tempranamente combatida, pueden sealarse, como en aquella otra dolencia crnica infecciosa, toda una serie de brillantes xitos curativos. En tales circunstancias no queda ms posibilidad que comunicar las cosas tan imperfectas eincompletamente como las sabemos y podemos hacerlas pblicas. Los fragmentos de conocimientos, trabajosamente extrados, que aqu ofrecemos, podran parecer poco satisfactorios pero la labor de otros investigadores se enlazar a ellos, y el esfuerzo comn podr conseguir aquello que para uno solo es quiz demasiado arduo. I) HISTORIAL CLNICO UN hombre joven, de formacin universitaria, se presenta en mi consultamanifestando padecer representaciones obsesivas ya desde su infancia, pero con particular intensidad desde cuatro aos atrs. El contenido principal de su dolencia era el temor de que les sucediera algo a las dos personas a las que ms quera su madre y la dama de sus pensamientos. Senta, adems, impulsos obsesivos, tales como el de cortarse el cuello con una navaja de afeitar, y se imponaprohibiciones que se extendan tambin a cosas triviales e indiferentes. La lucha contra sus ideas obsesivas le haban hecho perder mucho tiempo, retrasndole en su carrera. De todos los tratamientos ensayados, slo uno le haba aliviado algo una cura hidroterpica en un balneario, pero slo porque durante su estancia en el mismo hall ocasin de desarrollar una actividad sexual regular. Aqu, en Viena, no se le ofrecaocasin semejante, y slo raras veces y con grandes intervalos cohabitaba. Las prostitutas le repugnaban. En general, su vida sexual haba sido muy limitada. El onanismo haba desempeado en ella muy escaso papel, y slo a los diecisis o los diecisiete aos. Su potencia era normal, y hasta los veintisis aos no haba conocido mujer. El paciente daba la impresin de ser un hombre de inteligencia despejada ypenetrante. Preguntado por qu razn ha iniciado la anamnesis con informes sobre su vida sexual, explica haberlo hecho por saber que as corresponda a mis teoras. Fuera de esto, ni ha ledo ninguna de mis obras, y slo muy recientemente, al hojear una de ellas, encontr la explicacin de ciertas asociaciones verbales que le recordaban la elaboracin mental a la que l mismo someta sus ideas y le decidierona acudir a mi consulta. a) Iniciacin del tratamiento. Al da siguiente, una vez comprometido a observar la nica condicin del tratamiento, esto es, la de comunicar todo lo que se le viniera a las mientes, aunque le fuera desagradable hablar de ello o le pareciera nimio, incoherente o disparatado, y habiendo dejado a su arbitrio la eleccin del tema inicial de su relato, comenz por lo siguienteTiene un amigo al que estima mucho. Siempre que se ve atormentado por un impulso criminal, acude a l y le pregunta si le desprecia considerndole como un delincuente. El amigo le da nimos, asegurndole que es un hombre irreprochable, sujeto tan slo desde su juventud a analizar sus actos con temeroso escrpulo infundado. Anloga influencia hubo de ejercer antes sobre l otra persona un estudiante que tenadiecinueve aos cuando l catorce o quince, y cuya estimacin elev su opinin sobre s mismo, hasta el punto de que lleg casi a creerse un genio. Aquel estudiante pas luego a darle clases particulares, y entonces vari bruscamente de actitud para con l, dndole a entender que era un intil. Por fin advirti que si antes le haba mostrado simpata haba sido tan slo para lograr su amistad y conseguir ser...
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