analisis indignaos
Para Stéphane Hessel «el motivo fundamental de la
Resistencia fue la indignación». Es cierto que las razones para
indignarse del mundo actual pueden parecer menos nítidas que en
tiempos del nazismo. Pero «buscad y encontraréis»: la creciente
distancia entre los muy ricos y los muy pobres, el estado del
planeta, el tratamiento a los inmigrantes ylos gitanos, la carrera del
«siempre más», de la competitividad, la dictadura de los mercados
financieros e incluso la liquidación de aquello que consiguió la
Resistencia —jubilación, Seguridad Social...—. Para ser eficaz es
necesario, hoy igual que ayer, actuar en red: Attac, Amnistía, la
Federación Internacional de Derechos Humanos... son la
demostración.En consecuencia, podemos creer aStéphane Hessel
y pisarle los talones cuando apela a una «insurrección pacífica». Un
auténtico manifiesto, con proclamas breves, contundentes y de
valor universal, que llegan a amplios sectores de nuestra sociedad.
INDICE:
Prólogo de la edición española
El motivo de la resistencia es la indignación
Dos visiones de la historia
La indiferencia: la peor de las actitudes
Mi indignación apropósito de Palestina
La no-violencia, el camino que debemos aprender a seguir
Por una insurrección pacífica
Notas
¡Indignaos!
Stéphane Hessel
Prólogo de la edición española
Yo también nací en 1917. Yo también estoy indignado.
También viví una guerra. También soporté una dictadura. Al igual
que a Stéphane Hessel, me escandaliza e indigna la situación de
Palestina y la bárbarainvasión de Irak. Podría aportar más detalles,
pero la edad y la época bastan para mostrar que nuestras vivencias
han sucedido en el mismo mundo. Hablamos en la misma onda.
Comparto sus ideas y me hace feliz poder presentar en España el
llamamiento de este brillante héroe de la Resistencia francesa,
posteriormente diplomático en activo en muchas misiones de
interés, siempre a favor de la paz y lajusticia.
¡INDIGNAOS! Un grito, un toque de clarín que interrumpe el
tráfico callejero y obliga a levantar la vista a los reunidos en la
plaza. Como la sirena que anunciaba la cercanía de aquellos
bombarderos: una alerta para no bajar la guardia.
Al principio sorprende. ¿Qué pasa? ¿De qué nos alertan? El
mundo gira como cada día. Vivimos en democracia, en el estado de
bienestar denuestra maravillosa civilización occidental. Aquí no hay
guerra, no hay ocupación. Esto es Europa, cuna de culturas. Sí, ése
es el escenario y su decorado. Pero ¿de verdad estamos en una
democracia? ¿De verdad bajo ese nombre gobiernan los pueblos
de muchos países? ¿O hace tiempo que se ha evolucionado de otro
modo?
Actualmente en Europa y fuera de ella, los financieros,
culpables indiscutiblesde la crisis, han salvado ya el bache y
prosiguen su vida como siempre sin grandes pérdidas. En cambio,
sus víctimas no han recuperado el trabajo ni su nivel de ingresos. El
autor de este libro recuerda cómo los primeros programas
económicos de Francia después de la segunda guerra mundial
incluían la nacionalización de la banca, aunque después, en épocas
de bonanza, se fue rectificando. Encambio ahora, la culpabilidad
del sector financiero en esta gran crisis no sólo no ha conducido a
ello; ni siquiera se ha planteado la supresión de mecanismos y
operaciones de alto riesgo. No se eliminan los paraísos fiscales ni se
acometen reformas importantes del sistema. Los financieros apenas
han soportado las consecuencias de sus desafueros. Es decir, el
dinero y sus dueños tienen máspoder que los gobiernos. Como
dice Hessel, “el poder del dinero nunca había sido tan grande,
insolente, egoísta con todos, desde sus propios siervos hasta las
más altas esferas del Estado. Los bancos, privatizados, se
preocupan en primer lugar de sus dividendos, y de los altísimos
sueldos de sus dirigentes, pero no del interés general”
¡INDIGNAOS!, les dice Hessel a los jóvenes, porque...
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