Andrés y el espejo de las muecas
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Eduard Márquez
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ANDRÉS Y EL ESPEJO
DE LAS MUECAS
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Por culpa de la bronca,
Andrés pasa el día
de muy mal humor.
No le sale bien ninguna cuenta.
Apenas consigueescribir
media línea sin distraerse.
No habla con nadie.
Incluso se come sin decir ni pío
un plato lleno
de guisantes recalentados.
Una y otra vez
le vienen a la cabeza
las palabras de su madre:
«Estás hecho una calamidad.
¡Estoy hasta el gorro
de tus burradas!»
Andrés tiene ganas de llorar,
pero se las aguanta pensando
en la manera de vengarse
del Andrés del espejo.
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Por la tarde,
al llegar a casa,
pone en marcha
su plan.
Se coloca
frente al espejo
y, con el pintalabios
de su madre,
repasa la silueta de su reflejo.
Cuando acaba,
le añade unas orejas de asno,
un parche de pirata en el ojo derecho
y una cicatriz en la mejilla izquierda.
El Andrés del espejo
le mira aterrorizado.
- ¡No, por favor, no!
Pero Andrés no haceni caso.
Decidido, le junta las dos cejas
y estampa una verruga llena de pelos.
en la punta de la nariz.
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El Andrés del espejo se enfada.
- jNo! jPara!
Golpea el espejo con la mano.
Andrés sonríe con malicia
y le pinta unos dientes de conejo
y una barba de cabra.
Furioso, el Andrés del espejo
coge la pastilla de jabón
y empieza a aporrear el dibujo.
- ¡Para, te he dicho!¡Basta!
Andrés, satisfecho,
se aparta del espejo
para contemplar su obra.
- Fantástico. Has quedado
muy favorecido.
El Andrés del espejo continúa
golpeando con la pastilla de jabón.
Cada vez más fuerte.
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De repente, el espejo se agrieta
y, tras un último porrazo, se rompe.
Andrés traga saliva.
«Ahora sí que la he hecho buena -piensa- .
Buena de verdad».
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Alertado por el ruido,
su padre entra en el baño gritando.
- ¿~é has hechoahora?
Pero ¿cómo es posible?
¡Qié desastre!
Andrés desea fundirse. Desaparecer.
Transformarse en un albornoz
o en la cortina de la bañera.
Su padre, con los ojos como platos,
señala la puerta con el dedo.
- Venga, sal de aquí,
que todavía te vas a hacer daño.
Y acabas de quedarte sin chucherías
ni cromos ni nada de nada
durante una buena temporada.
¡Ya te puedes ir olvidando!
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...
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Andrés se encierra en su habitación
con el corazón encogido.
Es incapaz de hacer nada
durante el resto de la tarde.
Oye a sus padres en el baño,
en la cocina, en el comedor,
pero _no se atreve a acercarse.
Sabe que tiene que disculparse,
pero teme que no le perdonen.
Por la noche,
cuando el silencio llena,
todos los rincones de la casa,
sale desu habitación
y abre la puerta
del baño muy despacio,
para no hacer ruido.
La luz que entra por la ventana
ilumina el espejo nuevo.
Andrés se acerca y lo toca
con la punta de los dedos.
Piensa en los días que le esperan,
sin chucherías ni cromos
ni nada de nada.
Habla con un hilo de voz.
- Mejor lo dejamos, ¿no?
El Andrés del espejo
se encoge de hombros.
- Si tú lo dices ...
- Sí,creo que sí. Si seguimos así,
mis padres me cuelgan.
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El Andrés del espejo agacha la cabeza.
- Lamento eso de las chucherías
y los cromos.
- Yo también. Un montón.
- Es que ... No sé ...
Cada mañana, lo mismo.
Sorprendido, Andrés tarda en contestar.
- ¿Lo mismo, qué?
- Las muecas ... Cuando me das
tanto trabajo con las muecas,
me sacas de quicio y me embalo....
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