Andres Caicedo
El colombiano Andrés Caicedo nació en 1951 y se suicidó en 1976. La cuantiosa obra que produjo en esos años, y que abrió una poética urbana y jadeante alternativa a la de García Márquez, hoy es rescatada por nuevos narradores de toda Latinoamérica. Este artículo revisa su escritura urgente, impelida por la violencia y la proximidad de la muerte.
Fabián CasasUn nombre largo: Luis Andrés Caicedo Estela. Una vida corta y trágica: apenas 25 años. Una obra profusa: novelas, relatos, obras de teatro, poemas y ensayos sobre cine. Buena parte de esta obra aún inédita descansa en el baúl de la casa paterna en Cali, ciudad que Caicedo inmortalizó en sus textos y parece sacada de una pesadilla: Cali, o Kali, como la “escriben” sus personajes, todosadolescentes escaldados a punto de irse al Descenso. Niños que viven en una ciudad onírica dividida entre el norte y el sur, entre la riqueza y la pobreza, la marginalidad y una tasa muy alta de crímenes. Tanto que William Burroughs, de paso por ahí, tomó nota de la particularidad y en Cartas del Yagé escribió: “Con una vegetación tropical de bambúes y bananeros y papayas, Cali es una ciudad relativamenteagradable, con un buen clima. Cali tiene una tasa elevada de crímenes auténticos, no políticos. Hasta violación de cajas de caudales”. Y si uno se toma el trabajo de bucear por Internet en las miles de páginas dedicadas a Caicedo, se encontrará también con descripciones inquietantes de la ciudad en la que el escritor vivió. Tomo ésta, por ejemplo, que se titula “Tras la Estela de Andrés”: “¿Hacecuánto tiempo no recorre tranquilamente las calles de esta caliente ciudad? O si lo hace a diario, ¿no es cierto que teme que lo coja la noche sin llegar a casa? Y qué me dice de esa gente que nos mira a la distancia con cara de que nos quieren violar y luego asesinar. ¿Verdad que da paranoia saber que la muerte nos espera atenta en cada paso que damos o dejamos de dar? Y ni hablar de esosmuchachos ricos que son más malos que cualquier mendigo que roba sólo para sobrevivir. Y a usted, jovencita, ¿no le asquea saber que comparte su vagina con un hombre que a pesar de las lociones que se unta huele a los cadáveres que lleva sobre sus hombros?”.
Pero a los personajes de Caicedo no sólo los abruma la violencia social, sino una pena metafísica que parece surgida de la obligación de viviraceptando los escalafones puestos por los mayores o dejarse caer en el infierno y por último en la muerte. De ahí los asesinatos, el vampirismo, los suicidios que jalonan los relatos de este escritor que, como alguno de sus personajes, decidió liquidarse con un cóctel de pastillas porque, como también decía Lovecraft, “la vida es un infierno”. A diferencia de los niños de J. D. Salinger (que tambiénle huyen al mundo adulto, aunque alcancen cierto grado de histeria zen), los de Caicedo viven en constante estado de terror e inseguridad y antes de que los asesinen se hacen asesinos; antes de que los maten, se matan. Tienen, como los nadsats adolescentes de La naranja mecánica,“amor a la belleza, amor al lenguaje, amor a la agresión”.
Angelitos empantanados. En una olvidable películade Roman Polanski, Johnny Depp (que encarna a un coleccionista de libros antiguos) recibe esta advertencia: “Tenga mucho cuidado, hay libros que son peligrosos”. La sentencia le cabe perfecta a los libros de Caicedo. ¿Por qué? Creo que es necesario diferenciar dos clases de libros. Los que sólo se pueden leer en la adolescencia –como Sobre héroes y tumbas– porque trafican un romanticismo que conlos años se vuelve ingenuo, y los que, de alguna manera, nos transforman de nuevo en adolescentes mientras estamos bajo su influjo. La escritura de Caicedo infecta, demuele. Admirador de Lovecraft, Anthony Burgess y Vargas Llosa, de los dos primeros tiene la violencia y el terror en que se empantanan los personajes. Del peruano refleja más que nada parte de la obra temprana, la que planea sobre...
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