Andy warhol en bogota

Es que tenían que NO estar allí para entenderlo.
Había una aglomeración considerable de espectadores bogotanos, que ni hablan ni entienden inglés, viendo la proyección de My Hustler (Mi Buenavidas)de Andy Warhol, sin subtítulos.
Se podían adivinar los clamores internos de algunos jóvenes estudiantes de artes, que peregrinaron a la Fundación Gilberto Alzate Avendaño para ojear la valiosamuestra fílmica de Warhol en Bogotá:
“¿Pero que están diciendo los personajes? ¿¡Cómo nos hacen esto!? ¡No estoy realmente experimentando la obra! Ay, ¿Será que esto aun cuenta como mi legítimo bautismocultural?”
Tal desconsideración por la necesidad básica de subtítulos para el encuentro entre estas películas de Warhol plagadas de diálogo y el público bogotano es, de hecho, un perverso éxito.
Enúltimas, está revitalizando el entendimiento sobre un artista que, al menos en la crítica de arte del día a día, parecería que no tiene más para exprimírsele. Es un éxito por los mismos motivos que elprovocador título de la exposición entera. Porque cuando abres con un patada la puerta del avión en un aeropuerto suramericano y anuncias que ha llegado Andy Warhol: Mr America, pues seguro que variospost-colonialistas voltearán la cabeza alarmados. Pero en este pavoneo de hegemonía sin disculpas hay una candidez ejemplar que los curadores contemporáneos y el pseudo-multiculturismo podríanconsiderar constructivo si desean prevenir que los proyectos políticos o el mero tacto obstruyan gratificaciones estéticas esenciales.

A ese de bigotes yo lo conozco.
La Muestra Fílmica de Warholpresenta varios de sus largometrajes fundamentales (The Chelsea Girls, Lonesome Cowboys, Poor Little Rich Girl) y además exhibe permanentemente proyecciones de My Hustler (Mi Buenavidas), Vinyl (Vinilo)y los famosos Screen Tests (Pruebas de pantalla). Entre las treinta pruebas de pantalla, la de Salvador Dalí puede ser particularmente significativa para la ocasión. En Estados Unidos, las pruebas...