Angel
Por lo tanto, resulta crucial hacer dos aclaraciones iniciales. En primer lugar, debemos diferenciar, por un lado, la “identidad nacional” como un supuesto concepto explicativoobjetivo (la identidad nacional en el desempeño de un papel semejante, digamos, al del “modo de producción”, la “rutinización del carisma” o la “ley del rendimiento decreciente”), y por otro, la “identidad nacional” como una creencia o proposición subjetiva que la gente mantiene a lo largo de la historia —muy posiblemente gente completamente perdida—. Las podemos llamar “identidad nacionalobjetiva” e “identidad nacional subjetiva”, respectivamente. Es posible —y, en muchos casos, cierto— que esta última sea significativa (en el sentido “fenomenológico”) en tanto que la primera es un desatino, i. e., que es imposible hallar algún concepto explicativo objetivo bajo la clasificación general “identidad/carácter nacional”, aunque la gente sea capaz de suscribir tales creencias. De ser así,como estudiosos objetivos en pos de conceptos explicativos útiles, sin duda tenemos que tachar de nuestra lista al “carácter nacional” y mostrarnos escépticos ante la “identidad nacional”. Pero no podemos dejar de reconocer que la gente a la que estudiamos con frecuencia cree en alguna idea (subjetiva) de la identidad nacional, por lo que la idea puede resultar históricamente relevante.
Dehecho, muchas veces la idea es importante en términos contenciosos y polémicos: vemos identidades nacionales rivales (subjetivas) en conflicto; y vemos a los que las proponen no sólo criticando a sus oponentes, sino lamentando la falta de acuerdo entre su ideal nacional predilecto (por ejemplo: un México moral, católico, temeroso de Dios, jerárquico; o un México radical, secular, científico,progresista) y las verdaderas condiciones de los mexicanos, que permanecieron neciamente recalcitrantes (como sucedió durante las guerras de la cultura en los novecientos veinte y treinta). Así, la identidad nacional subjetiva es muchas veces altamente normativa y aspiracional: se trata de un ideal por alcanzar antes que un hecho por revelar. En cuanto a la identidad nacional subjetiva, puede que noimporte mucho que la llamemos “identidad” o “carácter” nacional, pues no estamos ante una categoría explicativa rígida sino que intentamos traspasar una creencia subjetiva. Sospecho que como el “carácter nacional” se ha llegado a ver como algo crudo, passé y como una incorrección política, se echó mano de la “identidad” para reemplazarlo —influida la elección por la actual moda, sobre todo enEstados Unidos, de la política de la “identidad”, la historia de la “identidad”, las crisis de la “identidad”, etcétera—. Esto es desafortunado, pues al menos el “carácter nacional” era relativamente directo (si bien equivocado), en tanto que la “identidad” es un hoyo negro conceptual que se traga la materia y emite escasa luz.
Esta dualidad conceptual (objetivo igual a desatino; subjetivo igual a...
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