Angelo Escobar
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Cancionero
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Dedicado nuevamente a todos los guitarreros y a las futuras generaciones.
“Somos trovadores que en tu ciudad damos pinceladas de color a tu gris realidad…”
Txus Di Fellatio
Índice Contenido Prólogo Lectura de arpegios Temas: o Valientes vientres o Días de Alejandra o Como anhelo mi casa o Ave asesinada o La canción de los dos o Temas ydilemas o Dudosa profecía o Idioma corporal o Recetario indispensable Acordes Participaciones y agradecimientos Página 4 5 6 7 8 10 11 12 13 14 15 16 17 18
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Prólogo
Una voz en un túnel inacabable que se dirige al fondo mismo de la tierra, me habla, me susurra al oído frases cultivadas en noches de vino. Una voz de suicida arrepentido, recorriendo los callejones que algún día lo atormentaron. Una voz que grita su rabia y se queda muda un segundo, pensando el próximo paso. Una voz que conspira contra ella misma, que muta en el fondo de su esencia y transforma el oído que la alberga. Una voz que, en el delirio, imagina la realidad y la retrata con pinceladas de ajetreo y tinta. Una voz desbocada y sin ley. Una voz. Sólo una voz y su guitarra desnuda. Una alarmante voz que da cuenta de lo que pasa en nuestras almas y lo que ocurre en el alma de todo un pueblo. Ahora escuchamos la venganza. Y viene sin aviso. Viene gritando, como llegó hace tanto tiempo, desde La Serena, con su actitud nada serena ni moderada, más bien combativo y excitado, Ángelo Escobar llegó de golpe con la guitarra como un puñal. Contó su historia y pintó los sueños de todos los que lo escucharon rimar a gusto. Avivó veladas de sobra imperturbables, cantó sus penas y sus amores como se le canta a la muerte. Bebimos y brindamos, a veces, por la música y la revolución, por el ignorante niño que crece pobre y muere infeliz. Por el pájaro azul imaginario de Reinaldo Arenas, quizás sin saberlo; por la geografía aprendida de costado; por la seguridad de las canciones y del viento. Cantó despertando a todos. Cantó y dejó migas como balas marcando el camino, repartidas en su propia selva de cemento. Yo escuché, cerré los ojos y desperté. Como otras veces, desperté. Sería el alcohol que bebí por la noche, sería que tenía sueño, que me había cansado de todo el día, me sentí un cobarde más entre los presentes. Esa fuerza es la necesaria. Esa fuerza es todo lo que necesitamos, recuerdo que pensé. Sería el alcohol. Hoy pienso lo mismo y no creo que deje de pensarlo. Ángelo Escobar viaja por Chile y pronto por América toda. Sus canciones repartidas como semillas o como huesos de otras generaciones, enseñando la libertad y la poesía. Invito a recorrer la inmoralidad, la locura y los sueños perdidos. Invito a llorar de verdad. Invito a dar un abrazo a la canción comprometida. Sr. N, Villa Alemana, 2011.
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Lectura de arpegios
La forma empleada para leer los arpegios en este cancionero es sencilla, pero a la vez un poco tediosa, aunque funciona muy bien si tenemos la paciencia necesaria. Todos los arpegios en este cancionero, ya sea estén en introducciones, interludios o finales comienzan de la siguiente manera: • Se pone el acorde dentro del cual se arpegiará. Ejemplo: DO. • Seguido de esto la mayoría de las veces los arpegios comienzan con la ejecución del bajo del acorde, para esto se escribe una B. (En las ilustraciones de los acordes los bajos se marcan con un punto en la zona inferior). Las cuerdas de la guitarra están señaladas con números romanos. Ejemplo: VI (cuerda Nº 6). Si luego de algún número romano (cuerda) viene un número arábigo, significa que en esa cuerda se aprieta el espacio indicado por ese número arábigo. Ejemplo 1: V‐ 3 es tocar el especio Nº 3 en la cuerda Nº 5. Ejemplo 2: II‐0 es tocar la cuerda Nº 2 al aire. ...
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