Anhelo de vivir
Después de los primeros saludos, el pastor dijo:
—He contratado a Mendes da Costa, uno de nuestros mejores maestros de idiomas muertos para que teenseñe latín y griego. Habita en el barrio judío, y deberás ir el lunes a las tres para tu primera lección. Pero no he venido a decirte eso, sino a pedirte que vengas a comer mañana domingo, con nosotros.Tu tía Wilhelmina y tu prima Kay ansian verte.
—Estaré encantado, ¿a qué hora puedo ir? —Comemos a mediodía, después del último servicio religioso. El reverendo Stricker tomó su sombrero negro y sucartapacio. —Le ruego salude a su familia en mi nombre —díjole Vincent, amablemente.
KAY
La calle Keiisersgracht donde vivía la familia Stricker era una de las más aristocráticas de Amsterdam. Lasconstrucciones que se alineaban en ella eran de puro estilo flamenco, angostas, bien construidas, muy juntas unas al lado de otras, semejantes a una hilera de tiesos soldados puritanos en un día deparada.
Al día siguiente, después de haber escuchado el sermón de su tío Stricker, Vincent se dirigió hacia la casa del reverendo. Un sol brillante pugnaba por abrirse paso por entre las nubes grises quecubren eternamente el cielo holandés, iluminándolo de tanto en tanto.
Era aún temprano y Vincent caminaba lentamente, observando los botes del canal que costeaba las calles. Eran lanchas areneras,anchas, negras y chatas, con el centro ahuecado para recibir la carga. De proa a popa largas cuerdas sostenían la ropa de toda la familia del patrón tendida al sol, mientras que los niños jugaban...
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