Anibal


Aníbal, el conocedor de los hombres

Motivación en su más alto grado

La lucha por el poder entre dos superpotencias

Los genios se cuidan -por lo general, precozmente- de atraer la atención sobre ellos, ya sea mediante unas singulares aptitudes naturales, ya sea mediante unas intenciones igualmente poco comunes.

Acababa de cumplir Aníbal nueve años cuando ya ante la mirada de supadre, Amílcar Barca, prestó el juramento que habría de dar sentido a su vida y el destino a su ingenio. Aníbal juró actuar como enemigo del pueblo romano lo antes posible.

Todo lo que de sencillo tenia la fórmula de éste juramento lo tuvo de grave en sus efectos. Con este juramento empezó en realidad la segunda guerra púnica, el segundo combate por el poder entre romanos y cartagineses, empezó elmayor y más peligroso desafío al que nunca antes Roma se había tenido que enfrentar.

Tan profundo debió de ser el choque que les produjera en su cuerpo a los romanos este cartaginés, a su parecer invencible, que todavía siglos después resonaba por toda la ciudad de Roma el antiguo grito de terror Annibal ante portas (¡Aníbal a las puertas!) siempre que nuevos invasores calan sobre Italia,despertando los viejos y dolorosos recuerdos de Aníbal. Pero vayamos por partes.

Roma y Cartago se habían hecho enemigos irreconciliables porque ambas ponían los ojos en la misma zona de influencia y de dominio (el Mediterráneo), porque ambas tenían los mismos intereses económicos (materias primas y mercados de consumo, puntos de apoyo comerciales y rutas marítimas), porque ambas (al principio)eran igual de fuertes y porque ambas aspiraban a detentar el poder único y exclusivo. Porque en la posición de un monopolio sin competencia se situaba la declarada meta política y económica de estos dos inflexibles adversarios.

Dado que, según la ley del más fuerte entonces imperante, no había sitio para dos grandes potencias, comenzó una lucha secular por la soberanía absoluta, un combate amuerte entre Roma y Cartago. El primer asalto lo ganó Roma, y los cartagineses tuvieron que pagar un alto precio por obtener la paz: la entrega de Sicilia, Córcega y Cerdeña, así como el pago de tributos anuales.

Pero, haciendo bueno el dicho de que "la necesidad hace maestro", pronto encuentran los cartagineses una harta compensación: conquistan el sur de España, con sus ricos yacimientos deminerales, y convienen con Roma que el río Ebro fuera la frontera de la zona de influencia de Roma situada al norte.

Previsores como eran, aceptaron los romanos esta frontera, insistiendo, sin embargo, en su exigencia de que Sagunto -aliada de Roma, pero situada dentro de la zona de los cartagineses- debía conservar su libertad.

No se podía haber tomado previsión más incitadora a la guerra, comoveremos luego, que esta.

¿A quién no le duele tener día y noche clavada en las propias carnes la espina de una ciudad libre, en la propia zona de soberanía?

La gran esperanza de los cartagineses

A un hombre le dolía sobremanera, un hombre que habría de entrar ahora en el escenario de la historia universal: Aníbal.

En el año 221 a. de C., con 26 años, los soldados le "eligieron" poraclamación unánime y entusiasta como jefe supremo. Es confirmado en el cargo por la asamblea nacional en Cartago. ¿Qué legitimaba este singular voto de confianza? ¿Qué es lo que llevó a los soldados a esta proclamación francamente eufórica?

El historiador romano Tito Livio -que, como historiador de los vencedores, no siempre practica, un juego limpio y bien intencionado para con los cartagineses-trazó, sin embargo, un retrato impresionante de este hombre:

Poseía el mayor arrojo para arrastrar peligros, la mayor sangre fría en los peligros mismos. Ninguna fatiga podía cansar su cuerpo o doblegar su espíritu. Igual era su resistencia en el calor como en el frió; la medida en el comer y en el beber la marcaba la necesidad necesidad natural, no el placer; e! tiempo de sueño y de vigilia...