Anna Freud Y Los Mecanismos De Defensa
El yo como objeto de observación
DEFINICION DEL PSICOANÁLISIS
Durante cierta época del desarrollo de la ciencia psicoanalítica, el estudio teórico del yo individual resultaba francamente impopular. Muchos analistas habían llegado al convencimiento de que la labor analítica sería tanto mejor, científica y terapéuticamente, cuanto más profundafuese la investigación de los estratos de la vida anímica.
La denominación de psicoanálisis había de reservarse para los nuevos descubrimientos de la vida psíquica inconsciente, esto es, el conocimiento de los impulsos instintivos reprimidos, de los afectos y fantasías.
Las fantasías infantiles continuadas en la vida adulta, las vivencias de placer imaginarias y de temor a los castigos que podríansobrevenir como réplica constituían su objeto exclusivo.
Desde un principio del psicoanálisis su objeto fue el yo y sus perturbaciones, la investigación del ello y sus diversas maneras de actuar siempre constituyeron solo el medio para lograr aquel fin. Y este ha sido invariablemente el mismo: la extirpación de estos trastornos y el restablecimiento de la integridad del yo.
Si debiéramos definiren la actualidad la tarea del psicoanálisis, podríamos decir que consiste en adquirir el mayor conocimiento posible de las tres instancias supuestas como constitutivas de la personalidad psíquica, así como de sus relaciones entre sí y con el mundo externo. En lo tocante al yo, entraña: el estudio de sus contenidos, sus límites y funciones, y la historia de sus relaciones con el mundo exterior,con el ello y el superyó, bajo cuyas influencias se ha formado. En relación con el ello, implica: la descripción de los instintos, los contenidos del ello y el estudio de sus transformaciones.
Es sabido que las tres instancias psíquicas difieren grandemente en su accesibilidad a la observación. El conocimiento de ello sólo puede adquirirse gracias a los derivados que pasan a los sistemaspreconsciente y consciente.
Cuando en el ello domina un estado de calma y satisfacción; cuando ningún impulso instintivo tiene motivo para invadir el yo en busca de gratificación y producir allí sentimientos de tensión y displacer, carecemos de toda posibilidad de conocer sus contenidos. El ello no es accesible a la observación en cualquier circunstancia.
Sus contenidos son en gran parte conscientes, locual tórnalos directamente accesibles a la percepción intrapsíquica. La imagen del superyó se esfuma cuando entre el yo y el superyó existe armonía.
El yo y el superyó coinciden, desde el momento en que el superyó como instancia aislada no es reconocible a la autopercepción ni al observador. Sus límites únicamente se aclaran cuando el superyó enfrenta al yo de una manera hostil o por lo menoscrítica.
Cuando existen entre ambos sistemas pacíficas relaciones de vecindad, el yo cumple admirablemente su papel de observador del ello. Los diferentes impulsos instintivos avanzan siempre desde el ello hacia el yo; y desde aquí se procura la entrada en el aparato motor, mediante cuyo auxilio logran su satisfacción. En los casos favorables, el yo nada tiene que objetar al intruso; limitase apercibir y pone sus fuerzas a su disposición. Siente el ataque del impulso instintivo, el aumento de tensión con los sentimientos de displacer que le acompañan y finalmente la relajación de la tensión en las vivencias placenteras satisfactorias.
En su camino hacia el logro de gratificación, los impulsos del ello debe atravesar el territorio del yo, encontrando aquí una atmosfera extraña. En el elloprevalece así el llamado “proceso primario”. Los afectos son desplazables, los opuestos no se excluyen mutuamente o bien coinciden, y la condensación se establece en forma espontánea; el principio del placer rige soberano los procesos del ello. En cambio en el yo, el curso de las representaciones hállese sujeto a estrictas condiciones que sintéticamente denominamos “proceso secundario”. Tampoco...
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