anna freud
Y es que Anna Freudse propuso el reto -y lo cumplió- de ahondar, contemplar, estudiar y sacar conclusiones contundentes de esa arista del psicoanálisis que dejó su padre sin pulir, de ese «descuido», de esa «traición»a la pureza de la práctica terapéutica fundada por su progenitor: su aplicación a la educación de los niños. El amor padre-hija de Sigmund Freud y Anna Freud fue al principio descompensado. Anna llególa última, no había sido deseada y las fuentes que abordan la figura de la austríaca recalcan que, durante sus primeros años de vida, despertó poco interés en el ámbito de la familia en general y ensu padre en particular. El cariño fluía de forma completamente diferente en la otra dirección. Anna siempre admiró al aclamado neurólogo, intentó sin éxito estudiar medicina -como todas las mujeres desu época, acabó desistiendo en su empeño por pisar la universidad- y, a los 23 años, se prestó como objeto de análisis para el prestigioso doctor.
El psicoanálisis trazó, por tanto, un vínculosólido y emocional entre ambos. El austríaco sentía un amor narcisista por Anna Freud, amilanó a sus posibles pretendientes por miedo a que pudieran privarlo de ella y, sobre todo, a que pudieran mermar...
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